Vuelo a la libertad

Hermano Pablo
Paso a paso, y trabajando de noche, fue construyendo su aparato. Los amigos nada sabían de esto. La mayoría de sus familiares lo ignoraban. Las autoridades comunistas de Checoslovaquia, mucho menos. Pero Iván Z., joven estudiante de veinticuatro años, fue construyendo un planeador en el fondo de su casa. Cuando el aparato estuvo listo, salió a probarlo de noche y determinó que andaba bien. Así que en la noche del 5 de agosto de 1984, Iván subió a su aparato, se lanzó al aire partiendo de Lozorno, Checoslovaquia, y en una hora con cuarenta y cinco minutos llegó a Schnechat, Austria. Le debía su libertad a su ingenio, su arrojo y su fe, y así se lo dijo a los periodistas austriacos que lo entrevistaron. He aquí una hazaña moderna que merecía ser publicada. De este joven estudiante checo sólo llegamos a conocer su nombre: Iván. Su apellido no se dio a conocer. Pero su proeza será siempre un ejemplo y un estímulo para tantos otros que, como él, ansían la libertad. Viviendo en un país donde todos los movimientos extraños de los ciudadanos despiertan sospechas, Iván pudo construir en su casa un planeador sumamente liviano, capaz de levantar vuelo a la velocidad en que él podía correr. Con ese planeador superliviano despegó a las tres de la madrugada desde Lozorno, y pronto estaba cruzando la frontera austriaca que para él representaba la libertad, las esperanzas de un futuro mejor y una nueva vida. Mucha gente hay que no está presa dentro de las fronteras de un país totalitario, pero sí presa dentro de sus prejuicios, de sus frustraciones y de sus miedos y odios. Y esas personas carecen de tanta libertad como la que ansía tener un condenado a prisión perpetua en Siberia. ¿Cómo escapar de la prisión y llegar a la frontera de una nueva vida y de un futuro mejor? Hay un planeador que sirve en este caso. Es Cristo. Cristo puede ponernos alas livianas en el alma y hacernos remontar vuelo para llegar a lugares donde sentimos alivio del peso de nuestro corazón y respiramos mejor. El SEÑOR -dice la Biblia- «es como un águila que agita el nido y revolotea sobre sus polluelos, que despliega su plumaje y los lleva sobre sus alas» (Deuteronomio 32:11). Permitamos que Cristo sea nuestro libertador hoy mismo.
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