El dolor que produce un proyectil de arma de fuego cuando se introduce al cuerpo, sólo puede descrito por quien ha sido baleado.
En la actualidad, aunque parezca injusto, tanto inocentes como culpables están propensos a tener ese tipo de experiencia.
Una noche tranquila o bulliciosa no son garantías de que se dé o no intercambios de disparos en cualquier área del país.
Eso lo comprobó el menor de 17 años, Juan Alberto Allenn, alrededor de las 10:00 de la noche del martes.
El adolescente llegaba a su residencia ubicada en Las Garzas de Pacora, cuando quedó en medio de un tiroteo siendo alcanzado por una de las balas en el abdomen.
"¡Bang, bang, bang!". Se escuchó el resonar de las balas. La situación ocurrió tan rápido que no dio tiempo a encontrar sitio donde esconderse.
La ayuda no tardó en llegar. Juan Alberto fue llevado hasta la sala de urgencias de la Policlínica JJ Vallarino, ubicada en Juan Díaz, donde fue estabilizado y transferido en ambulancia hasta el Hospital Santo Tomás, donde ingresó alrededor de las 11:30 de la noche del martes.
Hasta la hora de cierre de esta edición, el joven se mantenía estable.