Con una serenata que estremeció a todos los presentes, ayer familiares y compañeros despidieron a Rossemy Quintero, la joven madre de 25 años que el lunes murió aplastada por un autobús cerca del puente de las Américas.
En la capilla del campo santo Los Guayacanes de La Chorrera, su esposo Efraín Chávez, ahogado en llanto, le llevó "Las Mañanitas" a Rossemy. Frente a la tumba exclamó un desgarrador: "Adiós, mi amor".
Minutos después de concluida la ceremonia, Efraín permanecía aún parado junto a la fosa de su compañera.