Si hay algo que ha caracterizado las campañas políticas de los candidatos y precandidatos a la presidencia, sobre todo en las últimas semanas, ha sido la descalificación, ridiculización y hasta satanización de los adversarios.
Lo vimos durante el ambiente previo a las elecciones primarias del Partido Revolucionario Democrático, y hoy día lo estamos viendo en los comerciales que se dirigen los aspirantes a la silla presidencial por la oposición.
¿Cuánto dinero se habrán gastado los precandidatos y candidatos en comerciales televisivos que solo buscan desprestigiar a sus principales adversarios?
Al menos en el caso del PRD, un precandidato se interponía en el camino del otro, dado que ambos competían en unas elecciones primarias.
Pero en la oposición no han necesidad de esto. Siempre ha existido la opción de una alianza. Aun así, las principales fuerzas políticas de oposición, tanto el Panameñismo como Cambio Democrático, han concentrado sus anuncios en desprestigiar a sus respectivos candidatos presidenciales.
¿Qué pasó con aquellos comerciales sobre propuestas de solución a los problemas del país "hasta que un mejor Panamá llegue a todos?"
Tampoco vemos nada parecido a aquel comercial en que "el pueblo habla y el candidato escucha".
La campaña política en el último mes se ha descarrilado por completo. A nadie le interesa saber quién tiene huesos de viejo, ni cual muestra su verdadero rostro cuando insulta o alaba; sino conocer las propuestas constructivas que ofrecen. Ahórrense los insultos, por favor.