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EDITORIAL
Un país de valores invertidos
En enésimas ocasiones hemos señalado los casos de desobediencia civil que se han dado en nuestro país, pero las autoridades parecen ignorar los cuestionamientos, que se hacen para que haya una justicia, rápida y masiva. El Estado paternalista surge una vez más, y eso es negativo en cualquier país donde la impunidad florece, toda vez que no se aplican sanciones ejemplares a los infractores de la ley. Diversos casos polarizan la atención del pueblo panameño, quien observa que los tribunales de justicia se alejan más de cumplir con los deberes constitucionales, y lejos de hacer cumplir las leyes, envuelven en un manto protector a los probables delincuentes o elementos que viven al margen de la ley. Observamos, el caso de una contadora jefa, quien cometió irregularidades en la Caja de Seguro Social, y sólo fue separada del cargo, esta situación mueve a la reflexión, por cuanto que, lo que se desfalcó fueron dineros del pueblo. Así tenemos el caso de Banaico, al que llevaron a la ruina moral y económica, unos individuos que gozan de dudosa libertad; el caso de PARVIS donde hay un extraño juego de responsabilidades, y nadie paga por el delito cometido; y finalmente entre otros, los que alteraron certificados de maternidad de la Caja de Seguro Social, forman una serie de hechos delictuosos que merecen ser tratados con mayor celeridad por la justicia panameña. En vez de atender las urgencias del pueblo, el Gobierno se la pasa amenazando con la privatización del IDAAN, de ATLAPA y algunos servicios de la Caja de Seguro Social, y no da respuestas al control efectivo de enfermedades endémicas, la recolección de la basura ni se retorna la concientización de principios de ética y moral. Creemos que Panamá puede dejar de ser un país de valores invertidos, desde el momento que hay buena voluntad entre gobernantes y gobernados, y se cumpla el principio básico de que ésta es una administración del pueblo y para el pueblo.
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PUNTO CRITICO |
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