Pequeños y medianos empresarios dueños de talleres de chapistería, aseguran que existe un monopolio de ciertos negocios que están abarcando con todos los autos de las aseguradoras y de las agencias de venta de vehículos.
Sin embargo el representante del grupo Bhikú rechaza la denuncia y explicó que no existe ningún tipo de monopolio, resaltando que prueba de ello es el aumento de talleres que hay desde hace tres años.
Por su parte el presidente de Asociación Panameña de Aseguradores (APADEA) y de Generali, Gabriel de Obarrio III, indicó que las aseguradoras no obligan al cliente a elegir el taller, que cuentan con una lista de locales, entre los que el cliente puede elegir el de su preferencia.
Señaló que los talleres deben ajustarse a los precios establecidos por las aseguradoras, el cual va a depender de un programa de computadora que establece los costos aproximados.
Aclaró que independientemente de la lista de talleres, los clientes tienen pleno derecho de decidirse por otro taller de su preferencia, pero no tendrá la misma garantía. No pueden garantizar el trabajo de un taller que no es reconocido por ellos.
Enfatizó que cada cierto tiempo se renueva la lista de talleres, y que no puede existir monopolio, sino competencia, porque no son ellos los que deciden cuál es el taller que va a trabajar el auto.
Thelma Barría, Oficial de Reclamos del Grupo de Seguros Morrice & Urrutia S.A. (SEMUSA), señaló al igual que De Obarrio, que no existe tal monopolio entre las aseguradoras y los talleres Bhikú, que las aseguradoras muestran una lista y los clientes eligen el taller de su preferencia.
En cuanto a la garantía, coincidió con De Obarrio, que no pueden garantizar los trabajos de un taller no autorizado por la aseguradora, pero se le permite al cliente elegir y se le da un cheque por el costo del trabajo.
Barría informó que cree que los clientes eligen el taller Forsa o Auto Colour por ser un taller reconocido.
PEQUEÑOS DEBEN ASOCIARSE A LOS GRANDES
Los pequeños negocios tienen que asociarse a los grandes negocios a través de un sistema de subcontratación, en donde se tiene de intermediario a las grandes empresas, o se unen para tener mayor capacidad de compra y de mercadeo, dijo el economista Juan Planels.
Informó que las empresas chicas pueden brindar sus servicios a las empresas grandes, bajo contrato, o se unen para exportar grandes cantidades.
Siempre habrá un mercado de menor calidad y precio que será atendido por talleres pequeños, pero la tendencia es que el cliente quiere mejor calidad y ésta depende de la tecnología y los conocimientos.
El economista señaló que estos problemas son propios de la globalización, pues desde el punto de vista económico se producen grandes cambios en el sistema productivo y en las relaciones comerciales.
Planels dijo que la globalización trae aparejada la liberación de las barreras arancelarias y del movimiento de capitales, lo que va acompañado de un proceso gradual de ajuste y de reconversión que tiene graves consecuencias sobre las empresas productoras, especialmente las pequeñas.
Todo el sistema productivo panameño está adaptado a un sistema de mercados protegidos y el cambio a un sistema de mercado libre obliga a un diseño de políticas que protejan a los más pequeños y eviten que sean absorbidos por las empresas más grandes y poderosas. En un sistema de libertad las empresas que tienen más poder van haciendo desaparecer a las más pequeñas, manifestó.
Planels mencionó que ya se han visto manifestaciones de este fenómeno, que han provocado entre otras cosas el aumento del nivel de desempleo, el cierre de muchas empresas y la disminución de inversiones en otras.
Otras empresas resultan beneficiadas con la globalización, como los puertos, por la posición geográfica de Panamá y aprovechan un mejor dinamismo en el comercio internacional y para las empresas que estén en capacidad de exportar, expresó. |