Los dos proyectiles que lo dejaron postrado en cama por más de una semana aún están dentro de su cuerpo.
Y su repentina salida del hospital se produjo porque ayer tenía una cita pendiente: el sepelio de su padre Rong Fu Lee, asesinado la tarde en que él resultó baleado.
Jaime Lee, hijo, despidió a su progenitor ultimado el 26 de agosto en el minisúper La Unión en Tocumen.
El chinito no sentía rencor por el asaltante y asesino de su padre.
Rung Fu Lee fue incinerado ayer en la funeraria Santa Fe, en la ciudad capital.
Lee, de 20 años, no quiso recordar la tragedia que lo privó de tener a su padre consigo, pero dejó entrever que espera una justicia divina.
En tanto que otro asiático manifestó que los tiempos en Panamá han cambiado y la violencia ha hecho que otros paisanos emigren a México y España.
El panameño, de origen chino, manifestó que la operación para extraerle las balas probablemente se la hagan en China.
Al final, los familiares encendieron incienso y velas de colores, para que fuera en paz el alma de la víctima, explicó uno de los chinitos.