La característica más destacada del presidente Martín Torrijos es escuchar más a la sociedad que a las voces dentro de su partido. Esta virtud le ha permitido mantener su índice de aceptación en un elevado nivel, sin dejar de lado la consulta, en los asuntos de Estado, con sus adversarios políticos, como hace poco pudimos confirmar cuando los opositores respondieron a su llamado.
El discurso a la Nación presentado durante el inicio del tercer período ordinario de la Asamblea Nacional, tuvo la virtud de revivir las esperanzas del pueblo. Esta ha sido la opinión de hasta los voceros de la oposición quienes han interpretado las palabras del mandatario como un llamado para enfrentar los urgentes problemas de la población, entre los que destacan la pobreza y la seguridad ciudadana.
La Red de Oportunidades no es la solución final, pero sí favorece el derecho a la vida. Una muestra es el bono de 35 balboas entregado a mujeres de escasos recursos. Este recurso permite resolver algunos de sus problemas más inmediatos de salud y educación, como una manera de mantener esa esperanza.
La iniciativa del gobernante durante sus dos primeros años ha permitido a los ciudadanos tener acceso a servicios básicos como el agua potable, vivienda digna, educación y salud gracias al aporte proporcionado por el Canal de Panamá.
En un país donde por cada balboa que se invierte en programas contra la pobreza, llegan a los grupos más necesitados tan solo 20 centésimos (según cifras de organismos internacionales), como resultado de la lentitud burocrática y la corrupción, la Red de Oportunidades es una opción directa y efectiva que desenmaraña la madeja y permite ver un poco de claridad en el horizonte.
Sin embargo, hay quienes pretenden calificar esta acción como paternalismo, tal vez por no comprender que el hambre es un elemento de disociación en todo grupo humano y su fuerza desestabilizadora compromete la tranquilidad del país. Además, si no logramos mantener la población en el campo, muy pronto veremos incrementarse de manera incontenible la delincuencia en las ciudades.
La medición del crecimiento político, que en las pasadas décadas ocupaba el interés de los mandatarios, las construcciones de infraestructuras, hospitales y mega obras, no tienen hoy día la resonancia de antaño porque la mala distribución de la riqueza en América Latina ha despertado fantasmas del siglo pasado y no son pocos los que evocan el resurgimiento de las izquierdas radicales y el mesianismo militar como forma de enfrentar la desigualdad.
Es importante destacar que gracias a la discusión del proyecto de Ampliación del Canal, los panameños conocemos cuáles son las ganancias de la vía interoceánica, que aporta 60 centésimos de cada balboa al presupuesto de inversión. Esto exige transparencia en la consulta y en la divulgación, sobre todo para que toda esta información llegue el pueblo y esto es lo que ha permitido, por primera vez en la historia, el gobierno del presidente Torrijos.
El discurso del Presidente de la República hubiera sido vano si no centrara su atención en los sectores marginados y enseguida emprendiera las acciones directas e inmediatas como las que se llevaron a cabo durante el pasado fin de semana en la comunidad de Samaria, en San Miguelito.
