Pude ver en algunos rostros gestos de burla. Aunque no dijeron nada frente a mí, porque era el jefe (Decano), por las espaldas hasta se hacía chiste. Incluso alguien señaló que si mi despacho "era de cholos".
¿Qué había pasado?
Resulta que cuando en los años noventa se eligieron Decano de la Facultad de Comunicación, decidí adornar mi oficina con objetos de artesanía. Alguien me hizo una mola con los símbolos de la Facultad.
Ella fue puesta detrás de mi escritorio, en un sitio donde tenían que verla.
También mandé a confeccionar un sillón alto tipo "taburete". En lugar de usar la moderna silla ejecutiva que me enviaron, me sentaba en ese taburete... ¡que ahora está en mi hogar!
Conseguí figuritas de gallinas en El Valle de Antón, con un hueco donde se guardaban clips y otros objetos pequeños.
De allí también salieron hermosos vasos de cerámica pintada con motivos indígenas, que regalé a las secretarias para que pusieran lápices y plumas.
Imagino que más de un profesor pensaría que había "cholodizado" la Facultad de Comunicación Social.
Como remate, me hicieron una camisilla típica, que lucía con orgullo en actos oficiales, a pesar de alguna que otra "torcida de ojos" discriminatoria.
Todos esos hechos y otros vinieron a mi mente cuando se realizó la Feria de Artesanías en ATLAPA. Este año fue un tremendo éxito, lo que me indica que la mentalidad de los panameños ha cambiado algo sobre la aceptación de la artesanía como objeto de decoración y uso personal.
Hace unos cincuenta años los artesanos tuvieron que esforzarse mucho para vivir de su arte. Debo rendir tributo a la profesora Diana Chiari de Gruber, quien hizo esfuerzos por vender sus piezas de artesanías en la capital.
Como periodista, logré conocer los contratiempos que tuvieron quienes quisieron organizar a los artesanos. Me hablaron entre otras cosas de la competencia desleal de artesanos extranjeros.
"Vienen a Panamá con enormes maletas llenas de artesanías que venden en cualquier lugar, y luego se van", me dijo uno de los dirigentes de los artesanos.
Ojalá en la actualidad no suceda esta situación, que afecta a nuestros artesanos. No se trata de negarle la oportunidad de hacer negocios aquí, sino regular la actividad para que todos se beneficien.
Ahora es un orgullo saber que artesanías panameñas circulan por el exterior, como la mola...