Desarrollar un trabajo de tesis de maestría en psicología clínica en materia de suicidio no es asunto fácil por cuanto se debe abordar uno de los temas tabú de la sociedad, un tema que habla de muerte, de pérdida del sentido de pertenencia a un grupo, de soledad, incomprensión familiar y abandono. En este ambiente árido y exiguo de apoyo institucional para acceder a datos estadísticos confiables, no encontré mejor alternativa que levantar una encuesta piloto que me arrojara luces e indicadores válidos en los que pudiera apoyar el trabajo que me motivaba investigar. Con este panorama diseñé un instrumento que apliqué a facultativos del área pública de la salud mental de nuestro país entre noviembre de 2006 y marzo de 2007. De estos, 66% laboran para la CSS y el 34% para el MINSA localizándose el 61% de estos profesionales en el área metropolitana y 39% en el interior del país.
El 100% de los encuestados afirma recibir en sus consultas personas con problemas de ideación o intento suicida, lo que indica que no es una problemática ajena a su práctica profesional. El 61% alude recibir al menos un caso de este tipo por semana, siendo el grupo de 19 a 30 años el que más se presenta a consulta (91%), seguido del grupo de 31 a 40 años (83%) y de 12 a 17 años (52%). Como se aprecia, todos estos grupos de personas se ubicarían en lo que se denomina "económicamente activa".
El 100% de los profesionales ofrece algún tipo de tratamiento, aunque sólo el 17% afirma haber recibido un entrenamiento específico para este tipo de situaciones. Los médicos tienden a emplear el tratamiento farmacológico y la hospitalización como métodos prioritarios de intervención, mientras que los restantes se inclinan por los enfoques terapéuticos de tipo familiar.
Al indagar en lo referente a la frecuencia de los tratamientos ofrecidos, se encuentra que el 30,5% ofrece una sesión por semana, el 43,5% una sesión por quincena y el 17% una sesión por mes. Únicamente el 9% mencionó que procura ofrecer más de una sesión por semana a pacientes con ideaciones suicidas. El 70% de los profesionales entrevistados afirman sentirse cómodos y tener clara la intervención que ofrecen, aunque el 100% admite que verían positivamente recibir entrenamiento en esta área de la salud mental.
Nuestro estudio buscaba evaluar también el componente del volumen de pacientes atendidos en consulta de salud mental, independientemente del diagnóstico del paciente, y encontramos los siguientes indicadores: 22% atiende hasta 10 pacientes por jornada laboral, 70% atiende entre 10 y 20 pacientes y 9% afirma atender entre 20 y 25 pacientes diariamente. En la jornada laboral, el 52% ofrece a sus pacientes atención de 20 a 30 minutos en promedio, 30% ofrece entre 30 y 40 minutos y sólo el 17% se da el lujo de dedicar más de 40 minutos por paciente que lo amerite (que no es para todos).