El Palacio de las Garzas tiene nuevos inquilinos. Se trata de tres pequeñines y dos adultos. Son padres, hijos y hermanos, todos miembros de la gran familia presidencial que tendrá Panamá durante el próximo quinquenio.
Martín Torrijos, presidente constitucional de la República, cumplió su sueño cinco años después de intentarlo por primera vez en 1999, pero lo logró. No pudo recibir el Canal ni ser presidente al momento de cumplir la patria sus primeros 100 años, pero se convirtió en el primer presidente del nuevo milenio y de un nuevo centenario.
Sus hijos, Nicolás Antonio, Martín Omar y Daniela María, al igual que Vivian, su esposa, se convirtieron ayer en los nuevos inquilinos de la casa de gobierno panameño.
Torrijos nació en Panamá el 18 de julio de 1963. Su incorporación a la política panameña se produjo en 1992, cuando comenzó a participar en la reorganización del Partido Revolucionario Democrático (PRD), a la par que se dedicó a su propia empresa y a asesorar a compañías de exportación.
Su esposa Vivian Fernández Bello es publicista e hija del compositor y cantante nacido en Cuba, Tony Fergo (Antonio Fernández Gómez).
Ella es una de esas pocas, y muy especiales mujeres que de algún modo logran equilibrar una exigente carrera profesional con una dedicada vida de esposa y madre de familia. Se desenvuelve como publicista exitosa. Ahora le tocará el papel de Primera Dama, una tarea que dijo que asumirá con responsabilidad.
Efectivamente, ser Primera Dama de la República es una gran responsabilidad y como toda responsabilidad tiene su nivel de ansiedad, estrés y claro que críticas, dijo, pero todo en la vida es así. Reconoció estar acostumbrada a eso. Lo importante es aprender de las críticas y no claudicar en lo que uno cree. "También sé que cuento con el apoyo de mi familia. Creo que como a toda madre, los hijos le ayudan a uno a superar muchas cosas y mis tres hijos son una bendición. Ellos siempre me harán poner los pies en la tierra y soportar cualquier obstáculo".