ABRACADABRA
"¡Esta
vaina se acabó!"
"La
inmensa mayoría del electorado celebra hoy el fin de la
torodictadura."

Carlos Guevara Mann
Colaborador
Hace un año,
la Nación se encontraba eufórica. En una demostración
ejemplar de civismo, el pueblo panameño echó por
tierra las ambiciones dictatoriales de Ernesto Pérez González,
a quien la soberbia, la arrogancia y la codicia hicieron creer
que estaba por encima de la Constitución, las leyes y
la voluntad popular.
Un año más tarde, la Nación se encuentra
igualmente eufórica. La inmensa mayoría del electorado,
las dos terceras partes que votaron NO el 30 de agosto de 1998
y rechazaron al PRD el 2 de mayo de 1999, celebra hoy el fin
de la torodictadura. Como diría Billy Ford: ¡"Esta
vaina se acabó!"
Después del insensato divisionismo que siempre ha obrado
en beneficio del PRD, los grupos que adversan al partido de la
dictadura parecen finalmente haber llegado a un acuerdo para
garantizar la gobernabilidad de la República durante el
próximo período. Ojalá sea así, y
ojalá todos -arnulfistas, saltamontes, liberales, solidarios
y democristianos- aprendan, finalmente, a supeditar sus apetitos
al bien de la sociedad.
En esta coyuntura, Mireya Moscoso, primera mujer en ocupar
el solio presidencial, es la abanderada de la democracia y la
justicia social. Ella misma lo ha reiterado: su gobierno estará
encaminado a aliviar la pobreza y promover el desarrollo humano
sostenible. Doña Mireya no debe olvidarlo nunca; no debe
dejar que, como al torodictador, se le suban los humos a la cabeza.
A pesar de la simpatía popular de que indiscutiblemente
goza y el apoyo que ha logrado reunir en la Asamblea, el gobierno
de Mireya Moscoso será difícil. El PRD ha impuesto
un sinnúmero de leyes para obstaculizar su gestión
y en la propia Unión por Panamá hay quienes no
comparten la visión universalista y la vocación
de servicio público que manifiesta la presidenta electa.
Si doña Mireya permite que la corrupción y la
incompetencia penetren su gobierno, perderá el apoyo del
pueblo y abrirá las puertas a la frustración y
la inestabilidad. Para que eso no ocurra, la ciudadanía
debe mantenerse vigilante. Ya lo dijo Thomas Jefferson: "El
precio de la libertad es la eterna vigilancia"
EN LO QUE A ESTE COLUMNISTA RESPECTA, HOY TAMBIEN CONCLUYE
UN PERIODO
Hace unos días acepté formalmente el cargo que
me ofreció el canciller designado, José Miguel
Alemán, de ocupar la Dirección General de Política
Exterior bajo la próxima administración.
Aceptar la oferta fue difícil decisión. Me tocará
asumir una gran responsabilidad y defender los intereses de la
República en un complejo escenario internacional en el
que nuestro país figura en desventajosa posición.
Siento, sin embargo, que es mi deber contribuir al adecuado
desempeño de un gobierno que promoví, como alternativa
viable al autoritarismo y corrupción del PRD, y con cuyo
compromiso de sostener los intereses de la Nación, en
un ambiente de democracia, transparencia y respeto por los derechos
humanos, me identifico plenamente.
Al aceptar un cargo público me corresponde, además,
por consideraciones éticas, suspender ciertas vinculaciones
profesionales, como la publicación de esta columna, que
he escrito desde mayo de 1994. Aunque lamento dejar el espacio
periodístico, no creo apropiado servir de columnista regular
y pagado mientras ejerza un cargo público.
De los lectores y lectoras me despido hoy con pena, pero también
con la expectativa de prestar un servicio público a través
de otro medio, como lo es el desempeño de un cargo gubernamental.
A quienes en el transcurso de estos 5 años me honraron
con la lectura de Abracadabra, como también a quienes
hicieron posible la publicación de esta columna, agradezco
su confianza y buena disposición.
Espero corresponder a ellas a través del ejercicio
idóneo del cargo que me ha sido encomendado, en atención
a los estrictos principios morales que me enseñaron mis
progenitores y que siempre me he esforzado por sostener.
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