FAMILIA
Narcóticos
Anónimos

Joaquín Arias
Colaborador
La humildad
está íntimamente relacionada con el hecho de ser
honestos con nosotros mismos, que es algo que llevamos practicando.
Entonces admitimos muestra adicción y nuestra importancia
ante la droga. Luego encontramos una fuerza superior a nosotros
mismos y aprendimos a confiar en ella. Fuimos examinando la vida
y descubirmos quiénes somos en realidad. Para ser verdaderamente
humildes, hay que aceptarnos y tratar honestamente de ser lo
que somos. Nadie de nosotros es perfectamente bueno ni totalmente
malo. Somos seres con cualidades y defectos; somos, en suma,
humanos.
la humildad es tan importante para mantenernos "limpios"
como los on la comida y el agua para seguir con vida. Al ir progresando
nuestra adicción, utilizábamos nuestras energías
para satisfacer nuestros deseos materiales. Olvidábamos
todos las otras necesidades. Siempre queríamos experimentar
el placer de nuestros deseos más primarios.
Defectos de carácter son aquellos aspectos de la personalidad
que nos causan dolor y malestar durante toda la vida. Si realmente
contribuyeran a hacernos sanos y felices, nunca hubiésemos
llegado a un estado tan sumamente lamentable y desesperanzado.
Debíamos pues estar dispuesto a dejar que Dios eliminara
estos defectos.
Un paso que requiere acción; ha llegado el momento
de pedir a Dios que nos ayude y alivie.
es preciso entender bien que la forma en que pensamos "normalmente"
no es la única; pidamos consejo a compañeros y
nos orientarán. En el momento en que alguien nos menciona
una falla, nuestra inmediata reacción será de defensa.
Debemos hacer un esfuerzo y recordar que no somos perfectos.
Seguro que siempre habrán cosas que mejorar. Si verdaderamente
queremos ser libres, lo que iremos procurando es examinar en
detalle todo aquello que nos sea mencionado, si las faltas que
vemos son reales y oportunidad tenemos de librarnos de las mismas,
sin duda nos sentiremos muy bine internamente.
Tal es nuestro camino hacia el crecimiento espiritual. Cambiaremos
todos los días, para poquito a poco, con cuidado y sencillamente
alejarnos del aislamiento y de la soledad de la adicción:
para al fin vivir.
Ciertamente, no basta con desearlos; hay que actuar y hay
que rezar. El objetivo principal es salir de nosotros mismos
e ir luchando para lograr que se haga la voluntad de nuestro
Poder Superior. Si nos descuidamos y no conseguimos captar el
significado espiritual de este paso, es posible que tengamos
dificultades y que reactivemos el problema y las penalidades
del pasado. Uno de los pelibros que pueden presentarse es que
seamos excesivamente duros con nosotros mismos.
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