Familia desafía enfermedades con escasos recursos económicos

Irasema Muñoz
Coclé / EPASA
Cuando en una familia existe algún niño enfermo, siempre es difícil sobrellevar todas las dificultades que esto implica, sobre todo si la familia es de escasos recursos. Pero, ¿qué sucede, si en vez de uno son dos o más? Este es el caso de la señora Sofía Alabarca, residente en las faldas del CerroCentenario de Penonomé, donde tiene una humilde vivienda, la cual habita con dos hijos pequeños que tienen parálisis cerebral, y una hija mayor de edad que la ayuda a atender la casa y los niños. La señora Sofía nos cuenta que ella vive sola: su marido la abandonó y ella debe salir a lavar y planchar para poder sostener el hogar. Tiene 7 hijos, pero los cuatro mayores viven aparte, y cuando pueden la ayudan, no obstante, son tan pobres como ella. Con ella habitan los dos más chicos, Daysie Lisbeth Rodríguez, de 13 años, quien sufre de parálisis cerebral desde que tenía 8 mese de nacida. A la niña le dieron fiebres muy altas y le diagnosticaron meningitis, la cual la dejó con parálisis, no camina bien, tiene una rotura de cadera, según indicó su madre y presenta una pierna más larga que otra. La especialista en fisioterapia Ana Conte Liao señala que la niña necesita aparatos ortopédicos que la pueden ayudar a caminar mejor y sesiones de terapia. El niño, José Esteban Rodríguez, de 8 años, está en peores condiciones que su hermana. El presenta parálisis cerebral porque le faltó oxígeno al momento de nacer. No habla y camina sobre las puntas de sus pies. También presenta problemas auditivos. Al igual que su hermana, necesita aparatos ortopédicos para caminar. Actualmente, son pacientes del Instituto Panameño de Habilitación Especial de Penonomé, donde se les ayuda con el transporte cuando deben viajar hacia Panamá, donde son atendidos por especialistas. Ambos niños presentan algún signo de desnutrición, debido a la mala alimentación que reciben por la falta de recursos. La condición económica de la familia es precaria. La madre debe dormir en una misma cama con ambos niños, pues no tienen camas para ellos. Carece de un mueble para guardar la escasa ropa que poseen. En fin, carecen de lo más indispensable. La señora Sofía señala que su hija Esther Rodríguez, de 20 años, quien vive con ella, la ayuda a cuidar los niños, mientras ella sale a lavar o a planchar. Además, la joven estudia en la escuela nocturna de Penonomé y cursa su último año. Ella tiene un niño de un año que su mamá le cuida en las noches mientras estudia. Ambas se ayudan y la señora Sofía tiene grandes esperanzas de que su hija termine la escuela y pueda empezar a laborar. Esta familia es ayudada actualmente, en cuanto a atención médica se refiere, por la Fundación Promoción 1983 de la Escuela Secundaria Angel María Herrera de Penonomé, fundada este año, luego de que se iniciara con el fin de ayudar a una niña de nombre Milagros Pinzón Pilosos, quien actualmente está en los Estados Unidos, siendo tratada por especialistas. La Fundación la iniciaron las jóvenes profesionales Lorena Morán, Ana Conte Liao y Tammy Moreno, con el fin de ayudar a niños con problemas, cuyos padres no tengan recursos para costear sus tratamientos, como era el caso de la niña Milagros Pinzón Piloso. Para ello se realizó una campaña de recolección de fondos, e incluso se pidió ayuda al Presidente de la República, Ernesto Pérez Balladares, quien donó la suma de tres mil balboas en un cheque a nombre de la fundación. Todos los fondos recogidos están depositados a nombre de la fundación y debidamente notariado. A raíz del éxito de la primera campaña y ayuda a la niña Piloso, otros padres de familia han recurrido a buscar el apoyo de la fundación, por lo que las jóvenes dedican parte de su tiempo en atender las peticiones que les han llegado. Indican que ellas no pueden decir que no a estas súplicas, porque saben que en Penonomé existen muchos casos como estos y para ello se atrevieron a fundar la Organización. Luego de ayudar a Milagros, aún les quedaba dinero, por lo que pensaron que si podían ayudar a una, igual podían ayudar a más niños. Sabían que esto era un gran reto y lo afrontaron con valentía. Hoy en día se han sumado más jóvenes de su promoción que quieren colaborar con la fundación por el bien de la niñez penonomeña. Las tres jóvenes nos acompañaron a visitar a los niños Rodríguez y nos explicaron la situación de la familia y la ayuda que requieren. La fundación puede colabora ayudando a conseguir aparatos ortopédicos o bien, consiguiendo citas con los especialistas, ya que tienen contactos. Pero los niños necesitan mucho más. Son niños que no tienen una vivienda adecuada, ni las condiciones sanitarias precisas para su desarrollo. Su alimentación tampoco es la indicada, mucho menos los tratamientos, porque no tienen recursos. La señora Sofía señala que a veces le han dado recetas y pasan meses antes de que ella pueda adquirir los medicamentos, porque si el Seguro no los tiene, ella no los puede comprar. El papá de los niños sólo la ayuda con el Seguro Social. Lo demás, ella tiene que ver cómo lo consigue. Sin embargo, indica que tiene la suerte de que esta Fundación, que apenas inicia, la quiera ayudar con los niños. Además, el niño José Esteban Rodríguez fue escogido por el Club Activo 20-30 como niño símbolo de la Expo-Subasta que realiza todos los años este club cívico en Penonomé. Como niño símbolo, José Esteban será apoyado por el club y se le proporcionará un aparato ortopédico que lo ayudará a caminar mejor. Próximamente viajará a Panamá para tomarle las medidas para el mismo. También lo acompañarán otros niños que recibirán igual beneficio por parte del Club. Cabe destacar, que gracias al apoyo de la Fundación Promoción 83, la niña María de los Milagros Pinzón Piloso es atendida en el Hospital Shriners de Tampa, donde fue admitida el 18 de julio. Ya ha sido operada de un pie y se le aplica terapia. Con ella viajó su madre María Luz Piloso, quien recibió el apoyo de la fundación para gastos de ropa y estadía en Tampa. Igual que María Luz fue beneficiada por esta fundación, lo serán otros niños que también tienen derecho a ser ayudados por los penonomeños. Pero era necesario que se instituyera una Fundación como ésta para que la gente no tenga recelos en cooperar. Aun cuando el penonomeño es cooperador, algunos tienen el recelo de hacerlo porque piensan que su dinero va a ser mal empleado. De ahora en adelante, cuando algún niño necesita de una campaña para costear gastos de operación y tratamientos, se puede recurrir a este dinámico grupo que en poco tiempo logró conseguir la ayuda de un prestigioso hospital, e incluso, con sus propios recursos, una de las jóvenes se trasladó hasta los Estados Unidos para hacer los contactos necesarios, de tal manera que a la madre de la niña no le costara un centavo su estadía en Tampa; además de asegurar la entrada de la niña al hospital. Tal era su deseo de ayudar a la que fuera compañera de aulas de clases de la promoción 1983. Creemos que con este ejemplo de altruismo, otros se sumarán en apoyo a la fundación, que nació gracias al éxito que se tuvo con Milagros.
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