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EDITORIAL
Corrupción trae consigo frustración
La Universidad de Panamá graduó la semana pasada un número aproximado de 300 profesionales en distintas disciplinas en la Extensión que corresponde a la provincia de Bocas del Toro. Dicha cantidad es altamente agradable por cuanto un crecido número de alumnos alcanzaron un grado académico satisfaciendo los anhelos de sus padres y de ellos mismos.
A pesar del logro que ese esfuerzo implica, una mala noticia empaña nuestra sociedad, porque la misma va en detrimento de lo que debiera ser un buen ejemplo para la juventud. Varios medios de comunicación reportan que en la Gaceta Oficial aparece registrada la reducción de una pena de cinco años de prisión a un presunto narcotraficante y que la misma fue otorgada por la Presidenta de la República y el ministro de Gobierno y Justicia.
A pesar que el delincuente es prófugo de la justicia panameña y que no cumplió un día de cárcel aún con una sentencia ejecutoriada, el solo hecho de la liberación de este ciudadano colombiano ha escandalizado a la sociedad panameña que no sale de su asombro que haya impunidad promovida en las altas esferas oficiales. Pero lo que más preocupa es el ejemplo que se le está dando a estas nuevas generaciones de estudiantes de que el delito sí paga y que extrañas influencias se mueven entre los que trafican estupefacientes.
El Organo Ejecutivo tendrá que dar una respuesta satisfactoria sobre lo publicado en la Gaceta Oficial, ya que el contenido de esa publicación frustra las esperanzas de una generación que ha crecido dentro de los parámetros de decencia y honorabilidad. El gobierno debe comprometerse a rectificar el error de haber rebajado la sanción a un presunto narcotraficante porque de persistir en ello no le hacen ningún bien a la imagen de los que gobiernan.
El eco de la corrupción es ya ensordecedor y no pasa un día sin que el gobierno dé un nuevo traspié por la forma errática e incoherente con que maneja sus asuntos. No es culpando a sus adversarios políticos como va a justificar sus errores y a ello se suma la crisis bananera, la violencia en las calles, los robos cotidianos, el nepotismo, los paros en educación y salud, proyectan el desequilibrio de una administración minada por el desgreño y la autocracia.
A todo esto, los egresados universitarios escuchan hablar de austeridad y el Gobierno hace todo lo contrario. Y mientras aumenta la crisis de credibilidad y crece la crisis moral va a llegar el momento en que otro Rufino Cuervo pasará por nuestro país y dirá: "El que quiera conocer a Panamá, que corra porque se acaba".
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PUNTO CRITICO |
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