José Morris Quintero será el responsable histórico de la gran catástrofe de Barú, al mantener una huelga indefinida en Puerto Armuelles, que llegará a su fin cuando la compañía frutera transnacional abandone este lugar.
Los trabajadores siempre han apostado a que la compañía no se va, pero esta historia del lobo que no viene nunca, en esta ocasión sí viene y este lobo se llama globalización.
El mercado internacional del banano limitado por la Unión Europea, en cuanto a sus cuotas hacia el banano latinoamericano y la competitividad mundial, obligan a la compañía a ser muy celosa de sus costos; sin embargo, la corriente sindical opera en dirección contraria a sabiendas del perjuicio que causan.
Pareciera que gobierno, sindicato, pueblo del Barú y los empleados, no somos conscientes de lo que significa perder 14 mil puestos de trabajo y 30 mil plazas indirectas. No nos interesa el pago al fisco, al Seguro Social y el quedar una región destruida.
Da pena que un país que sueña con ser la sede de la Alianza para el Libre Comercio de las Américas (ALCA), mejor carta de presentación o propaganda sea el abandono de una transnacional estadounidense en el Pacífico.
Es más triste aún que en Colón, donde se encuentra el emporio de comercio exterior del continente, se den revueltas populares que desencadenan en actos de violencia y que también son proyectadas al campo internacional. |