El nuevo Real Madrid del portugués José Mourinho se presentó ayer ante su afición en el Trofeo Santiago Bernabéu, donde demostró encontrarse en pleno proceso de construcción, con numerosos aspectos por pulir, pero esperanzadores gestos de calidad engrandecidos por un bello gol de Di María (2-0).
Dominó el Real Madrid a un Peñarol bien colocado sobre el terreno, pero no encontró el camino al gol. Y eso que comenzó el partido con un disparo de Xabi Alonso desde la frontal repelido por el palo (m.3) y un tanto anulado a Gonzalo Higuaín por rematar en fuera de juego un centro desde el costado izquierdo de Marcelo.
En el Real Madrid dejaba detalles Özil, llegaba por la calidad de Gonzalo Higuaín o un lanzamiento cruzado de Canales que hizo intervenir a Sebastián Sosa. Lo intentó el joven jugador, generoso en la entrega, pero sin suerte en el último pase en esa zona donde Guti era un maestro.
En sus botas tuvo el primer gol en tres ocasiones consecutivas, en las que brilló Sosa. Fue cuando llegó la mala noticia de la noche, la lesión de Fernando Gago. La entrada de su compatriota, Ángel Di María cambió el encuentro.
Su velocidad en la banda izquierda, sus gambeteos volvieron loca a la defensa chilena. Después de dos cabezazos de Benzema y Ramos, y un gol anulado a Marcelo Sosa por fuera de juego, Di María dejó la jugada de la noche. Robó un balón en su presión, se lanzó un auto pase, sentó a otro rival con un doble recorte y superó con tranquilidad la salida del portero rival. Un golazo.
El partido estaba visto para la sentencia y Mourinho dejaba señalados a dos jugadores: Drenthe y Van der Vaart. Les mostraba la puerta de salida al dar entrada al campo a canteranos como Juanfran y Mateos. Finalmente, jugó unos minutos Rafael Van der Vaart y volvió a marcar, pero de penalti.