Ni Messi, ni Agüero, ni Gago, ni Riquelme, ha sido el ex jugador de Rosario Central y actual extremo del Benfica portugués Angel Fabián Di María quien decidió la final olímpica en Beijing con un gol de calidad indiscutible. Argentina ha pasado de "la mano de Dios" de Maradona a tener un "Angel de la guarda" en su banda izquierda. Así cualquiera.
Hace poco más de diez días, el Benfica se hizo con la totalidad de los derechos deportivos de Di María al comprar al Rosario Central el veinte por ciento del pase del jugador, que aún le faltaba por adquirir, a cambio de dos millones de euros.
El conjunto lisboeta pagó el verano pasado seis millones de euros al equipo argentino por el ochenta por ciento de los derechos del futbolista. Ahora Di María tiene una cláusula de rescisión de treinta millones de euros. Parecía descabellada, pero tras su papel en los Juegos y su golazo, la cosa cambia.
El centrocampista explicó que, en cuanto el balón salió de sus pies, "parecía que iba a entrar seguro" en la meta africana y que gritó "gol antes de tiempo incluso".
Di María remarcó, a la finalización del encuentro disputado en el Estadio Olímpico de Beijing, que está "muy contento porque Argentina ya tiene todo lo que vino a buscar", que no es otra cosa que "la medalla de oro".
Ahora le ronda el Real Madrid. En apenas un año ha sido campeón con la selección Sub-20 en Canadá (junio de 2007) y se fue del Rosario Central para fichar por el Benfica portugués. A Beijing llegó sin hacer ruido, pero ha sido el mejor jugador del combinado albiceleste en estos Juegos Olímpicos.