La vida está llena de emociones positivas y negativas, como el nacimiento de un hijo, la muerte de un ser querido, o emociones mucho más comunes que se pueden tener en el día a día como el amor o el odio. Lamentablemente, las negativas influyen más en nosotros que aquellas que nos causan alegría o placer.
Esta forma de actuar es impredecible, se puede ver en las personas que se dejan llevar por sus sentimientos. Algunas si están contentas y le ponen un plato de comida en frente, puede ser que se incline a comerlo, o por el contrario, si están tristes, pueden dejar de comerlo o hacerlo en mayor medida.
La relación entre el peso corporal y las emociones es muy fuerte; el sobrepeso crea conflictos emocionales como ansiedad o depresión, asimismo, la depresión y la ansiedad pueden llevarte a subir de peso.
Si comes ansiosamente un plato de comida cuando estás sometido a estas situaciones, puedes, sin darte cuenta, ingerir gran cantidad de calorías y, lógicamente, subir de peso. Es importante aprender a controlarte y no dejar que los sentimientos te controlen.