Los lineamientos establecidos para combatir el asma indican que el objetivo fundamental que deben alcanzar los pacientes que sufren este padecimiento crónico, en conjunto con los profesionales de la salud que los atienden, debe ser el óptimo control de la enfermedad.
No obstante, según el estudio "Percepción y realidad del asma en América Latina" (AIRLA por sus siglas en inglés), en comparación con los lineamientos de la organización Iniciativa Global para el Asma (GINA por sus siglas en inglés), destaca que tan sólo un 2, 4% de los pacientes controla adecuadamente su enfermedad.
En vista de las alarmantes cifras obtenidas a través de diferentes estudios -incluido el AIRLA- que muestran el control deficiente que los asmáticos tienen sobre su enfermedad, y sumándole a esto el hecho de que en las clínicas se cuenta con tiempo y recursos muy limitados, fue que un grupo de científicos tomó la iniciativa de desarrollar una herramienta que fuera de fácil administración y diera resultados seguros, para evaluar el control que los pacientes asmáticos llevan sobre su enfermedad.
Fue así como, a partir de una investigación realizada en 471 pacientes asmáticos a los cuales se les administró un cuestionario de 22 preguntas en los consultorios de médicos especialistas, que surgió la Prueba de Control del Asma (ACT, por sus siglas en inglés), el cual se basa en las respuestas a cinco sencillas preguntas a las cuales el asmático les asigna un valor de 1 a 5 puntos, representando 1 el peor escenario y 5 el más positivo.
El sustento clínico del cual nació el ACT se basa en diversos estudios que han sido presentados en algunos de los congresos más importantes del mundo, como el American Thoracic Society (ATS), American Academy of Asthma, Allergy and Immunology (AAAAI) y el European Respiratory Society (ERS).