(Crónica). El futuro de la selección panameña en el hexagonal es difícil, a cuatro encuentros de que finalice esta ronda eliminatoria rumbo al Mundial de Alemania 2006.
Aunque la matemática todavía nos da vida y aunque oficialmente no estamos eliminados, sí hay que decir que el futuro es difícil, ya que con dos puntos en seis juegos el panorama no es nada encantador.
Es cierto que en el fútbol y el deporte no hay nada escrito, pero ¿quién asegura que ganemos los dos juegos que nos quedan en casa? Es muy difícil.
Panamá en seis partidos sólo ha sacado dos empates y cuatro derrotas, resultados nada halagadores para un equipo que aspira a clasificar al próximo mundial de fútbol.
Es cierto que hemos carecido de efectividad a la hora de anotar goles y nos hemos desconcentrado en los remates.
Esto ha propiciado que el equipo nacional se haya quedado en la orilla en esta eliminatoria, cada vez más distante del sueño, ya que después de seis partidos estamos a cuatro puntos del repechaje.
Quisiera tener esperanza y quisiera que este equipo clasificara al Mundial de Alemania 2006, pero tengo que reconocer que sólo un milagro pondrá a Panamá en esa cita.
Tendrán los delanteros que convertir todas las oportunidades que se le presenten, tendremos que ganarle a México y a Estados Unidos de visita y lo más importante, ganar los encuentros que nos quedan de locales.
Esto es como el cuento del lobo: "viene el lobo, viene el lobo y cuando llegó se los comió a todos".
Así mismo estamos con cada partido que pasa del hexagonal. Nos refugiamos en la excusa de la esperanza, sin embargo, no ganamos los partidos.
Importante será empezar a ganar, esa es la única manera que Panamá podrá pensar en el mundial, porque hasta ahora no se han inventado derrotas que den puntos.