EDITORIAL
Sangre y terror
Se dice que en el camino hacia la concordia humana y de la búsqueda de la paz, hay obstáculos difíciles y dolorosos. De que hay enemigos del entendimiento y el diálogo, además de personas que no aceptan convivir con alguien que piense diferente.
Hace pocas horas, la intolerancia se desató con toda su saña en Oriente Medio, cuando extremistas islámicos lanzaron sendos ataques suicidas contra una delegación de las Naciones Unidas en Bagdad y en un atestado autobús en Jerusalén.
En el atentado de Irak murió Sergio Viera de Mello, el máximo representante de la ONU en ese conflictivo país. Dantescas imágenes fueron sacadas al aire, cuando en medio de una conferencia de prensa en la otrora sede de la ONU en Bagdad, ocurrió el pandemonio y el caos reinó, matando a 20 personas, la mayoría personal civil y periodistas.
No muy lejos de la ciudad de las Mil y Una Noches, otro ataque suicida se llevó a igual cantidad de civiles, esta vez en Israel. Un palestino decidió inmolarse en un vehículo de pasajeros, cegándole la vida a gente inocente.
Otra vez debemos hacer reflexión ante la escalada del terrorismo internacional y sus secuelas. En verdad ya uno puede decir que estamos en una guerra mundial contra el terror, en donde no hay ejércitos ni fuerza militar que pueda lidiar con los seguidores del radicalismo religioso o ideologías retrógradas que la gente olvidó en el siglo pasado.
Los atentados en Israel e Irak, aunque lejanos, son claras advertencias a nuestra América Latina y para los panameños. Tan solo a 500 kilómetros de la capital istmeña hay secuelas del terrorismo guerrillero, en la vecina Colombia. Es imperante prepararse ante la amenaza del terrorismo internacional.
PUNTO CRITICO |
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