Arqueólogos dijeron haber encontrado una cueva donde creen que San Juan Bautista ungió a muchos de sus discípulos: una gran cisterna con 28 escalones que conduce a un pozo de agua subterránea.
Durante un recorrido, los arqueólogos presentaron grabados en una pared que, dijeron, narra la historia del predicador del Nuevo Testamento, así como una piedra usada para el lavado de pies.