El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, ofreció apoyo a las fuerzas armadas, pero les pidió trabajar sin descanso, respetando los derechos humanos, en la lucha contra los grupos armados ilegales responsables de una guerra interna de casi cuatro décadas y las instó a forjar una red de apoyo civil conformada por un millón de personas.
"Ahora corresponde a ustedes soldados y policías de mi patria, trabajar para dar resultados", agregó el mandatario, un abogado de 50 años disidente del Partido Liberal. El presidente Uribe pidió también a las fuerzas militares cumplir, rápidamente, con la meta de organizar un millón de informantes en la lucha contra los grupos irregulares.
Si bien la propuesta de Uribe ha causado polémica en las organizaciones de derechos humanos, entre la opinión pública colombiana ha recibido una moderada aceptación. El mandatario dijo que las redes de informantes incluyen frentes locales de seguridad, empresas de vigilancia, los soldados y policías de apoyo.
Uribe ayudó a crear, a mediados de la década pasada, unos grupos de vigilancia civiles en el departamento de Antioquia, los cuales fueron acusados de haber sido infiltrados por los paramilitares. Horas después del discurso del presidente, las autoridades informaron que combates entre guerrilleros y paramilitares de ultraderecha dejaron 21 muertos en el pueblo de Ituango, en el departamento de Antioquia. |