Por años, los trabajadores de las bananeras del distrito de Barú cuestionaron la explotación de la transnacional Chiquita Brands de la actividad del llamado oro verde. Desde hace cinco años, el negocio está en manos de la Cooperativa de Servicios Múltiples de Puertos Armuelles (COOSEMUPAR) con resultados desastrosos.
Cada cierto tiempo, el Estado tiene que salir en auxilio de COOSEMUPAR para pagar la planilla, cuotas al Seguro Social y otros compromisos. El negocio anda de tumbo en tumbo.
La cooperativa inició operaciones gracias a un préstamo que le otorgó el Banco Nacional para adquirir las 3,000 hectáreas de plantaciones que estaban en poder de la transnacional bananera. Luego se alegó que los precios que la compañía pagaba por la fruta producida en Puerto Armuelles, no eran suficientes para cubrir los gastos de COOSEMUPAR.
Hubo un arreglo y ahora los trabajadores pueden vender banano a través de la Bolsa de Productos (BAISA), donde pueden concurrir todos los compradores internacionales, pero aún así la crisis persiste.
Las deudas son millonarias. Esta semana a COOSEMUPAR le suspendieron el servicio de energía eléctrica, debido a una deuda de $300 mil, la plaga conocida como sigatoka negra ya afecta a la mitad de las plantaciones y no hay recursos ni para pagar las pensiones alimenticias que se les descuenta a los obreros.
La situación es explosiva, porque se trata de una actividad que genera empleo a 2,800 trabajadores, pero no se puede adoptar soluciones curitas, sino resolver el problema de fondo, porque COOSEMUPAR parece un barril sin fondo donde a cada momento se le inyectan aportes estatales y la cooperativa nunca sale a flote.
Sin duda, estamos frente a un grave problema administrativo, que de no corregirse pronto, llevará a la quiebra definitiva a la actividad bananera de Puerto Armuelles.