Miles de personas salieron ayer a las calles de la localidad peruana de Pisco en recuerdo de la tragedia provocada por el terremoto de hace un año y para protestar, en una marcha pacífica, por la lentitud del proceso de reconstrucción.
Aquel temblor, uno de los más cruentos de los últimos años, causó 595 muertos y más de 300 desaparecidos, además de dejar 75.000 casas destruidas o dañadas.
En la plaza de Armas Pisqueña, según la Policía, se colocaron numerosos crespones negros en puertas y ventanas, mientras los manifestantes desfilaron entre la plaza de Armas y el cementerio, coreando eslóganes contra el Gobierno central que preside Alan García y el alcalde local: "Alan escucha, el pueblo te repudia"; "Somos damnificados, no mendigos", "Reconstrucción sí, mentiras no". Había adultos, ancianos y niños, y también alumnos de una escuela disfrazados de ladrillos y sacos de cemento para reclamar una más rápida reconstrucción de la provincia.
HECHOS
Pisco fue la ciudad más castigada por el sismo que azotó el 15 de agosto de 2007, a la costa del centro-sur de Perú.