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CUARTILLAS
Inocentes
 
Milciades A. Ortiz Jr.
Colaborador
Durante cinco años en mi primer empleo como Oficial Mayor del Juzgado Cuarto del Circuito, Ramo Penal, traté todo tipo de delincuentes, menos los asesinos. Y la gran mayoría de ellos, por no decir todos, se consideraban inocentes de los cargos que los llevaron a la cárcel. Sólo uno o dos me confesaron que habían cometido el delito por el cual se les acusaba... y mostraron arrepentimiento. Hace años, un ladrón entró en mi vivienda y me di cuenta. Le disparé cinco veces y a pesar de existir dieciocho testigos, el malandrín tuvo el atrevimiento de declarar en la Fiscalía que... era inocente. El culpable era yo. Incluso mencionaba supuestos testigos que lo ubicaban lejos de mi casa y del sitio donde las autoridades lo recogieron lleno de agujeros. Estas experiencias me dicen que son pocos los maleantes que aceptan su culpa y se arrepienten. Sin embargo, cuando vi el otro día en la TV a conocidos exmiembros de las Fuerzas de Defensa decir que eran inocentes, confieso que me molestó. A diez años de estar en prisión todavía no aceptan sus culpas y menos se muestran arrepentidos. Aunque algunos digan que hay que "cubrir el pasado con un velo", pienso que los panameños no debemos olvidar lo que sufrió este país por culpa de unos militares corruptos y sinvergüenzas. Fueron veintiún años donde se violaron todos los derechos humanos; donde los valores cívicos y morales pisotearon las botas de los fanfarrones uniformados, para que ahora quieran echarle la culpa de todo lo ocurrido sólo a Noriega. Pienso que el gobierno de Endara debió crear una Comisión de la Verdad, para que aclarara al máximo todos los desmanes hechos por los responsables de la dictadura. No bastaba un tribunal para dizque recuperar los bienes mal habidos. En diez años, realmente es poco lo que ha sido quitado a los militarotes y civiles dictatoriales. Por eso el grito popular "queremos justicia", ha quedado como una morisqueta y un deseo que no se realizó. Salvo un puñado de militares y civiles, quienes alegan que son unas "mansas palomas inocentes", la mayoría de los que abusaron del pueblo y se llenaron de plata, consiguió "pasar agachado" y quedarse con la plata y bienes robado al panameño. Yo quisiera que algunos de esos cobardes de hoy y prepotentes de ayer, arrepentido, dijera dónde está la cabeza del Dr. Hugo Spadafora para darle cristiana sepultura. Que informaran qué se hizo con el padre Héctor Gallegos, quién mató a Rubén Oscar Miró. En fin, que se aclarara de una vez por todas, una serie de desaparaciones y asesinatos de esta dictadura que asoló el país por veintiún años. No me hace ninguna gracia ver a los lobos de ayer, convertidos en "corderos democráticos" en estos días. Es por eso que rechazo que un militarote que cerró los periódicos panameños, hoy quiera pasar por un orientador de cómo se debe vivir en Democracia... Ojalá se supieran los médicos que violando el juramento Hipocrático, tuvieron algo que ver con torturas, almacenamiento de armas en hospitales, etc. Y esas fortunas millonarias que favoritos de la dictadura todavía mantienen, deberían estar confiscadas y convertidas en bienes para disfrute de los panameños más necesitados. Si no se hace justicia, puede alentarse mañana o pasado a que vuelvan los militares (o lo que sea que exista en este momento en Panamá), a emprender la ventura golpista, que tan buenos dividendos les dio a los otros. Recuerden que la historia se repite en espiral...
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