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¿Para qué seguir quejándose de los malos políticos? ¿Acaso decir "malos" y "políticos" no es redundar? La palabra política, en su más antigua significación etimológica, es una pieza de museo, museo que quienes viven de su práctica no usan como abrevadero.
Lo que resulta un verdadera tontería es que la sociedad siga permitiendo que sean ellos, los políticos, quienes tomen las decisiones más importantes de la nación. Y sucede así porque la mayoría en la comunidad no se interesa por participar, por poner su grano de arena en la construcción de una nación sana, progresista y competidora.
Para el panameño común lo que importa es la fiesta, el día libre, el "chen chen" en el bolsillo. Mientras esas cosas existan, no interesa lo que ocurra con la Patria, y mucho menos los desmanes que mal utilizan la política. Esa actitud también denota un mal uso de la política. El ciudadano también tiene compromisos que van más allá del derecho y la obligación del sufragio.
Corresponde a todo construir el país, y buscar los mecanismo para frenar a esos panameños que han hecho de la política una lucrativa profesión que les permite vivir como reyes, y tener todos los bienes de lujo posibles para ellos, sus familias y sus amantes. |
