TEMAS DE ACTUALIDAD
"Yo como, tú comes, él come..."

Raymundo A. Moore W.
Crítica en Línea
Conjugar el verbo "comer" parece la cosa más sencilla, ya que, como con los demás verbos, se empieza por la primera persona, singular, o sea, "...yo como...", etc. Pero con este "comer" en particular ocurre un fenómeno muy singular, porque, en el caso que nos ocupa, aquí la conjugación no comienza con el pronombre "yo", sino con "ellos", porque "ellos" son los que comen primero y nosotros después. Se preguntarán, amables lectores, ¿y cuál es todo este trabalenguas? Muy fácil... Las altas esferas del gobierno, es decir, los funcionarios al más alto nivel (y algunos de ellos en el nivel inmediatamente más abajo), siempre tienen la "mesa puesta"... y últimamente la "están poniendo" a priori para asegurarse de que nadie les va a arrebatar esa su "pequeña merienda", representada por más de ¡Mil millones de dólares! Que dicen tener guardaditos en las bóvedas de un banco de la localidad. Como digo, pues, conjugando el verbo "comer" de atrás pa'lante, tenemos que, en tiempo pasado, "ellos comieron"; en tiempo presente, "ellos sigue comiendo"; y en tiempo futuro, "ellos seguirán comiendo". Iba a dejarles todo esto como tarea, amables lectores, pero de repente se me hacen los dormidos y no llegan a atinar quiénes son "ellos". Así que, para su información, "ellos" son, nada más y nada menos, que los "afortunados elegidos de la rosca (no de la cúpula) del partido gobernante", quienes están demostrando tenerlas todas consigo para hacer que las cosas malas que "ellos" hacen, parezcan como bien hechas, mientras que haciendo el resto de la población lo mismo que "ellos", hacen parecer como malos a todos nosotros. Por lo tanto, el pueblo reclama para sí esos dineros que son el producto de la venta de aquellos bienes estatales que fueron nuestros más rentables patrimonios, para poder también comer como "ellos", o doña Mireya va a tener un gran y grave problema de explosión social, que no lo va a poder parar nadie, porque como bien lo dijo uno de los más brillantes genios de la literatura universal, Johann Wolfgang Goethe, "...La ley es poderosa, pero más poderosa es la necesidad...". Así que, o comemos todos de esos mil y pico de millones de dólares, o no comemos ninguno. Porque déjenme decirles, resulta vergonzosamente inaudito que mientras las bóvedas de un banco (el Nacional supongo) están henchidas a reventar con tantos millones de dólares, hay niños panameños con deformaciones congénitas que claman por tan unos cuantos cientos para poder entregarse a las sabias y expertas manos de la ciencia médica, de manera que en un futuro tal vez no tan lejano, poder sentirse y ser parte de la sociedad a quienes, hoy, le están tendiendo sus manitas, implorando la ayuda que con toda desfachatez el actual gobierno les niega. Hay que recordar, los de la "rosca" gubernamental deben recordar que Panamá no es la India donde cierta región de ese país prefiere morirse de hambre para adorar y venerar, como sagrado, el ganado vacuno. Y créame, no estoy abogando por un estado paternalista... no. Lo que no concibo es, ¡para qué morir rico con el estómago vacío, cuando podemos morir, igual, pero con la barriga llena. Esto es, repito, ¡inaudito!
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