ABRACADABRA
"El Dr. Arias y la dignidad"
El legado de Arnulfo Arias en lo que a este punto respecta debe servir de inspiración al gobierno de Mireya Moscoso, viuda del caudillo panameñista, quien asumirá el poder con un claro mandato popular. En nuestras relaciones exteriores -y especialmente en nuestras relaciones con los Estados Unidos- debemos conducirnos con dignidad, sin entreguismos y siempre en atención a los altos intereses nacionales, según lo prescribe el panameñismo esbozado y practicado por Arnulfo Arias Madrid.

Carlos Guevara Mann
Colaborador
En esta misma fecha, hace 11 años, falleció Arnulfo Arias Madrid, caudillo panameñista cinco veces elegido a la Presidencia de la República. En tres ocasiones (1941, 1951 y 1968) fue derrocado y en otras dos (1964 y 1984) fue despojado del triunfo mediante el fraude electoral. El fraude de 1984 se consumó en favor de Nicolás Ardito Barletta, el candidato de los cuarteles, quien había servido a Torrijos en calidad de endeudador. Gracias a sus gestiones al frente del Ministerio de Planificación, el país adquirió una deuda monumental. Nada le quedó a la Nación de ese endeudamiento escandaloso, que sólo sirvió para enriquecer a los militares y el PRD. De presidente, "Fraudito", como lo apodó el pueblo, duró poco más de un año. Cuando no les sirvió más a los militares, lo desalojaron de la casa presidencial más rápido de lo que se espanta un gallinazo. Pero equivocados estaban quienes pensaron que allí concluiría su vida política, porque para lo que signifique perjudicar al pueblo panameño es útil Fraudito. Cuando el actual presidente (quien gracias a Dios se va en tres semanas) quiso consumar el despojo de las áreas revertidas, cambió la ley de la ARI e impuso de administrador a Fraudito. Como era de esperar, en la ARI la gestión de Fraudito se ha caracterizado por las irregularidades y el otorgamiento de propiedades a personajes influyentes, en detrimento de los intereses de la comunidad. Desde 1995 la ARI ha operado como una gran agencia privada de bienes raíces, que entrega todo al mejor postor, cuidándose, eso sí, de reservarles ciertas apetecidas propiedades a los validos de turno. La presidenta electa ha dicho que por dignidad Fraudito debe poner su cargo a disposición del nuevo gobierno (El Panamá América, 7 de agosto). Pero quien no tiene reparos en servir a una dictadura militar, quien conviene en aceptar una presidencia mal habida, quien se presta para despojar al pueblo de sus más preciados bienes, es ajeno al concepto de "dignidad". Fraudito llegó a la administración de la ARI por obra del torodictador, como antes llegó a la presidencia por gracia de Noriega y años atrás alcanzó el Ministerio de Planificación por benevolencia de Torrijos. Nada de dignidad refleja semejante trayectoria. Muy consciente del concepto de dignidad fue, por el contrario, Arnulfo Arias. No era hombre de dejarse utilizar, como Fraudito. Por ello, no pudo ser más dramático el contraste que se presentó en la elección presidencial de 1984: de un lado, el títere de los militares; de otro, el caudillo de liderazgo indiscutible, en quien la masa popular depositaba sus esperanzas de un Panamá mejor. La dignidad de la República fue una preocupación constante del caudillo panameñista, especialmente en lo que respecta a las relaciones entre Panamá y los Estados Unidos. Un trato respetuoso exigió el Dr. Arias a los norteamericanos, en tiempos en que, por nuestra debilidad y el entreguismo de algunos dirigentes políticos, el coloso del norte nos trataba como a la chancleta. El dirigente panameñista quería hacer entender a los norteamericanos que, así como su gobierno jamás aceptaría un trato desdeñoso, nosotros tampoco teníamos por qué tolerar irrespetos. El legado de Arnulfo Arias en lo que a este punto respecta debe servir de inspiración al gobierno de Mireya Moscoso, viuda del caudillo panameñista, quien asumirá el poder con un claro mandato popular. En nuestras relaciones exteriores -y especialmente en nuestras relaciones con los Estados Unidos- debemos conducirnos con dignidad, sin entreguismos y siempre en atención a los altos intereses nacionales, según lo prescribe el panameñismo esbozado y practicado por Arnulfo Arias Madrid.
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