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Líder panameño culpado en caso de visas para chinos

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Glenn Garvin, (Traducción: Edda Noriega)
THE MIAMI HERALD

El presidente Ernesto Pérez Balladares personalmente exigió la aprobación de visas para cerca de 140 inmigrantes chinos que "obviamente" planeaban entrar ilegalmente a los Estados Unidos, según la exjefa de la oficina panameña de inteligencia.

"Constantemente me estaba presionando para que otorgara visas que yo no quería dar, a gente que nosotros sabíamos que nunca iban a regresar a China manifestó Samantha Smith durante una entrevista con The Miami Herald.

Smith añadió que, aunque el presidente la despidió cuando se enteró de que las autoridades norteamericanas estaban investigando una red dedicada al tráfico ilegal de inmigrantes dentro del gobierno panameño, inmediatamente ofreció pagarle a un abogado norteamericano con mucho poder -Gregory Craig, el mismo que representó al presidente Clinton durante su enjuiciamiento- para que la defendiera en los tribunales de los Estados Unidos.

La acusación de Smith de que Pérez Balladares ordenó la entrega de visas a inmigrantes chinos, sin duda ahondará el escándalo que ha desatado la investigación que se lleva a cabo en Estados Unidos sobre los inmigrantes chinos que pagan sobornos de $15,000 para entrar a Panamá y luego utilizarla como trampolín para entrar ilegalmente a Estados Unidos.

La investigación ha dado ya por resultado el despido de varios altos funcionarios panameños y una reorganización en las oficinas panameñas de inteligencia y aviación, y ha involucrado a la Embajada de Estados Unidos en Panamá en una confrontación con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos.

Pérez Balladares no contestó en forma directa a las preguntas de The Herald sobre las afirmaciones de Smith, remitiéndolas a José Luis Sosa, jefe de la Policía de Panamá, que ha estado supervisando la oficina de seguridad desde la destitución de Smith. Sosa añadió que los funcionarios de Estados Unidos saben de las 140 visas expedidas a exigencias del presidente y no les importa.

"He hablado con ellos varias veces, y ellos dicen que ese no es el problema, las 140", dijo Sosa. "Ellos dicen que el problema son las miles de visas expedidas por una organización a la que Samantha Smith pertenecía".

No obstante, añadió Sosa, las autoridades de Estados Unidos no han suministrado la más mínima prueba contra Smith, a pesar de las repetidas solicitudes al respecto, y él personalmente no cree que ella haya hecho nada malo -aun cuando fue él quien sugirió que se le despidiera.

"El problema es que uno no puede tener a una persona dirigiendo una oficina de inteligencia cuya visa ha sido cancelada por los Estados Unidos", dijo.

La investigación de Estados Unidos -que fue revelada por primera vez por The Herald durante el fin de semana- gira alrededor de denuncias de que miles de inmigrantes chinos están pagando soborno para obtener visas de Panamá y luego dirigirse a los Estados Unidos.

Como jefa del Consejo Nacional de Seguridad, la oficina de inteligencia de Panamá, Smith tenía que aprobar personalmente cada solicitud de visa de los llamados países sensitivos, que incluyen a la China Continental.

Pero, según ella le manifestó a The Herald, durante sus nueve meses como jefa de inteligencia aprobó sólo unas 140 visas ordinarias para chinos, la mayoría de las cuales eran para comerciantes -y sus familiares- que trabajaban en la enorme zona libre ubicada en la costa atlántica de Panamá.

Lo más inquietante, dijo Smith, es que las 140 visas de los inmigrantes no le llegaron por los canales ordinarios de inmigración sino que las llevó personalmente la secretaria personal de Pérez Balladares.

"Todas tenían las características de una inmigración ilegal", dijo Smith. "(Los chinos) alegaban que venían como turistas, pero obviamente no pensaban regresar a su país".

Smith dijo que al principio ella sospechó que las solicitudes no provenían de Pérez Balladares sino de alguno de sus asistentes. "Se me decía, "el presidente quiere esto", y yo decía "yo no creo eso", recordó Smith. "Pero entonces cuando llamaba al presidente éste decía, "si, sí, eso es correcto".

Al principio, las solicitudes de visas para los chinos eran sólo una pequeña cantidad, pero después empezaron a llegar a un ritmo mayor, de hasta 35 por mes, dijo Smith. "Yo me demoraba y les daba largas, pero las secretarias del presidente comenzaban a llamar, preguntando dónde estaban", añadió.

El volumen de las solicitudes de visa sólo disminuyó durante esta primavera, dijo Smith, después que Pérez Balladares se enteró de que ella pensaba renunciar debido a ese asunto. Pero más o menos al mismo tiempo ella supo que el cónsul Estados Unidos, Paul Klein andaba diciéndole a otros funcionarios panameños que ella estaba involucrada en una red de tráfico de inmigrantes chinos.

"Lo invité a mi oficina, y le pregunté por qué estaba diciendo esas cosas, qué prueba tenía", dijo Smith. "Y él me dijo, "bueno, Samantha, hay todos esos rumores, hay todos esos comentarios". Eso fue todo lo que él dijo".

Ningún otro funcionario de los Estados Unidos la contactó sobre las acusaciones de que ella estaba contrabandeando inmigrantes, dijo Smith, hasta que recibió una carta del embajador Simón Ferró cancelándole la visa. Añadió que ella nunca tuvo la oportunidad de defenderse ni de ver las pruebas contra ella.

La Embajada de los Estados Unidos rehusó hacer comentarios sobre ningún aspecto de la versión de Smith, pero otros funcionarios panameños confirmaron que sí se reunió con Klein, quien posteriormente partió de Panamá a ocupar otro cargo.

Smith manifestó que ella misma le había advertido a la CIA que algunos inmigrantes chinos estaban volando a Panamá sin ningún documento, y luego se escabullían del Aeropuerto de Tocumen con la ayuda de cómplices pagados.

"Les dije que teníamos un problema con eso, y que estábamos tratando de apretar tuercas", dijo Smith. "Pero yo no tengo nada que ver con eso. Yo no manejo la seguridad del aeropuerto y no tengo policías que puedan hacer arrestos. Yo estaba a cargo de labores de inteligencia, de hacer análisis y de hacer recomendaciones. Mi única conexión con inmigración era aprobar visas".

 

 

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"Les dije que teníamos un problema con eso, y que estábamos tratando de apretar tuercas", dijo Smith. "Pero yo no tengo nada que ver con eso. Yo no manejo la seguridad del aeropuerto y no tengo policías que puedan hacer arrestos. Yo estaba a cargo de labores de inteligencia, de hacer análisis y de hacer recomendaciones. Mi única conexión con inmigración era aprobar visas".

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