La meditación no es un concepto religioso, ni tiene por qué estar unido a ninguna filosofía espiritual. Su base es, simplemente, una técnica mecánica para alcanzar un profundo estado de relajación, que te ayudará a purificar la mente y fortalecer tu espíritu.
Es el mejor antídoto contra el estrés, te proporciona paz y te ayuda a mejorar tu autoestima, la memoria y hasta el control mental. Existen estudios científicos que hablan, incluso, de una importante mejora del sistema inmunitario, lo cual beneficia la salud corporal y ayuda a prevenir enfermedades, desde una gripe hasta molestias de origen nervioso.
Frena un poco, relájate y dedica todos los días unos minutos al arte de la meditación. Sólo necesitas un poco de técnica para aislarte y distanciarte de todo lo que te rodea. Verás el mundo bajo otra perspectiva diferente. Y lo más importante, empezarás a tener contacto contigo mismo y tu yo interior.
¿Por qué no pruebas ahora mismo? Estás sentada frente a tu monitor, distánciate un poco y cambia tu punto de vista sin fijarte en nada concreto e intenta incluir tu atención en todos los puntos de tu campo visual, pero en ninguno concreto. Así, durante dos, tres, cuatro o cinco minutos. Lo ideal es empezar poco a poco. Al levantarte y al acostarte, son los dos momentos más recomendados para no pensar en nada y dejar tu mente en blanco, vacía de todo pensamiento.