Bueno, bueno, dicen que la política es el arte de lo posible. Por cierto que en nuestro tiempo la política se torna mucho más maquiavélica con una cultura mediática de mediciones de popularidad, de ejercicio de poder y audacia, pero, por sobre todo, llena de contradicciones ¿o no?
De paso, tomemos cualquier problema y desnudémoslo.
Mucho se criticó la Cinta Costera, pero al final la gente la usa, se realizan espectáculos, se amplía y se observa como un punto del crecimiento del país. Tutti contento y vayamos a otra cosa.
O lo del transporte. Mucho se criticó a los "diablos rojos", pero luego los cuestionamientos, que si el Metro Bus, que si pasa o no por determinado lugar, o, en concreto, que pareciéramos nostálgicos de los "diablos", las colas, las amanecidas y, por supuesto, la tragedia.
O el alto costo de la vida versus los salarios. Que los precios aumentan, pero no los ingresos y se hace más difícil mantener la familia ¿O no?
Pero resulta que entre más nos adentremos en los barrios marginales más chiquillos observamos, y los medios nos tratan de conmover, aumentando su "rating" con la pobre mujer que no puede con su prole de 11 hijos que para colmo tampoco reciben un céntimo de los respectivos padres, ya que si investigamos, posiblemente nos enteremos de que no son del mismo padre ¿o sí?
O la violencia, la inseguridad. Hasta añoramos los militares que no permitían tanta balacera callejera con un saldo de muertos y heridos inocentes.
Porque después de la invasión, los escupimos, los vestimos de boyscoutts, dejamos que la maleantería hasta entonces sujeta, saliera impune a las calles, mientras la autoridad (no uniformada) la queríamos de pito y palo (se recuerdan, ¿o no?).
Entonces se propuso darle a la "poli" más autoridad y no temiesen proceder con firmeza y nos volcamos contra la ley que se fue al otro extremo y alegamos están volviendo al régimen cuartelario.
Claro que de intermedio pedimos mayores penas, incluyendo a los "pelaos" a quienes defendimos hasta que pasaron a matar más impune y salvajemente.
Por supuesto esa cultura contradictoria nos lleva a no pensar en ganar, sino en derrotar, acabar con el contrario, demostrando un poder superior al cual nos aferramos en cualquier negociación cuando esgrimimos: ¡Todo o nada!
En fin. Como siempre vivimos una cultura de lo inmediatez (de allí la delincuencia del narco que acepta una vida corta, pero, según él, plena) que nos movemos dentro de las especulaciones, y las contradicciones entre las esperanzas y las decepciones que fatalmente repetimos cada lustro, cuando nos deslustramos ¿o sí?
Bueno, eso es todo por hoy, pero tranquilos que el próximo jueves habrá más.
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