La más reciente víctima mortal de la vorágine de violencia en El Chorrillo fue Juan Carlos Perea, de 30 años.
Perea era padre de tres hijos: de 7,5 años, y un infante de sólo meses de edad.
El hoy occiso laboraba en la Cervecería Nacional, donde tenía escaso tiempo de haber sido contratado.
Sus familiares aseguran que Perea era un hombre que le gustaba la parranda, pero no pertenecía a bandas ni era violento.