La reunión política realizada en la sede principal del Partido para anunciar a los comisionados responsables de la organización del Congreso Extraordinario que reformará los documentos fundamentales del P.R.D. fue utilizada por el CEN, una vez más, como una forma sutil y disfrazada para ocultar su carencia de liderazgo.
La responsable y nutrida concurrencia fue notoria, precisamente por el marcado interés y preocupación de la institucionalidad partidaria y el futuro político. Pero aparte de algunos planteamientos demagógicos, por los expositores, mantienen una actitud de indiferencia sobre los acontecimientos que nos llevaron a la derrota del 3 de mayo.
En virtud de ello, voy a expresar algunos elementos de juicio que fundamentan la exigencia de miembros del partido, que piden la renuncia o disponibilidad de los cargos, a fin de crear mecanismos y métodos que permitan la renovación, reorganización y reforzamiento de la dirigencia y del partido.
En primer lugar, como testigo del acuerdo político de mutuo apoyo, 2004 Navarro a Torrijos y 2009 Torrijos a Navarro, en nada impediría que otros aspirantes a las primarias participaran de las mismas, a excepción de quienes fueran parte armónica y avaladora del mismo, tal como expresaban hasta última hora.
Además de este, no habría espacio para sustentar y argumentar todos los exabruptos y errores cometidos, pero brevemente relataré los principales. El rompimiento y la falta de palabra en el compromiso fueron la génesis que nos llevó a una lucha intestina fatal. Como colofón se produjo la pérdida de la Alcaldía de Panamá y otras de igual importancia. Pero algo trascendental fue la intervención de la Embajada Americana en la unificación de la Alianza Varela-Martinelli. Este denigrante hecho no habría ocurrido si la oferta P.R.D. hubiese sido otra.
Por otro lado, la falta de recurso y la ausencia de liderazgo en la dirección de campaña, de los miembros del CEN, son irrebatibles. Qué otra cosa habría que hacer para que en un auto examen de conciencia, y una actitud consecuente por la Fuerza de la Razón, entiendan que pueden salir por la puerta ancha. De lo contrario, con la firma de mayoría de Delegados, sean expulsados, "Por razón de la fuerza", y sufrir el sicológico y virtual ostracismo.
"Yo sé que la misión de un dirigente es ser imprescindible por el menor tiempo posible. Yo estoy muy consciente de eso, e inclusive, cada vez que hablo con mis subalternos, les digo: Cuando ustedes noten que el viejo se cree irreemplazable, péguenme con un dos por cuatro en la cabeza y sáquenme".
Omar Torrijos H.