Lo último en tecnología para televisores, equipos de sonido y todo lo que pueda representar comodidad ahora no sólo se encuentran en los mejores hoteles de Panamá, sino en algunas celdas de nuestras cárceles donde -se supone- las personas infractoras de la ley deben cumplir condena.
El escándalo reventó cuando se conoció que reconocidos antisociales han sido beneficiados con estos previlegios , exactamente en el pabellón 7 de La Joyita.
Todo parece indicar que todavía el olor a podrido se siente en el ambiente, lo que hace pensar que el cáncer de la corrupción permanece a lo interno de las organizaciones encargadas de velar que los reclusos cumplan su condena, de acuerdo con las leyes panameñas.
Cuando en otras celdas se habla de violación de los derechos humanos, en esta celda se vive como un monarca, pisando suelo con baldosas importadas. ¿Qué está pasando? ¿Ser mafioso es bueno? Con estos descubrimientos, los malhechores están dando a entender que el dinero lo consigue todo.
Aunque las autoridades del Ministerio Público ordenaron una investigación, queda el mal sabor entre los panameños que aún sueñan con que un día en este país habrá plena justicia sin mirar si la persona es rico o pobre.
El escándalo siempre dejará grandes sospechas de quién o quiénes podrían estar detrás de otorgar tales beneficios a gente que no proyecta una pizca de buen ejemplo a nuestros jóvenes.
Lo que queda aquí es esperar con esperanza para ver si en realidad estas investigaciones llegan a un final satisfactorio.