Saludos amigos y amigas del béisbol, bienvenidos a otra faena del béisbol, ahora desde el estadio La Democracia, totalmente inundado de chicos y chicas de la escuela secundaria, que en la mañana de ayer, estuvieron remando a Guatemala que jugaba ante Panamá en la serie latinoamericana de la categoría Big League.
Como se ha hecho costumbre, muy temprano a desayunar, comida típica de Guatemala, y luego a llamar al "tío" Pedro, un señor de unos 65 años, conductor de taxi y nuestro transporte oficial en ciudad de Guatemala, donde la seguridad es una ruleta rusa cada día. Ese amigo, consejero diario llegaba ayer con una gorrita como aquellas que usaba Rolando La Serie, una camisa a cuadros, jeans y unas botas de piel de avestruz. Siempre sonriente, como si la calle fuera su aliada o amiga.
Jamás el "tío" Pedro muestra una mala cara, nunca se le nota afligido o quizás con temor. Las calles son una trampa de muerte, inseguras, poco confiables y dan terror y espanto. El martes, cuando nos transportaba el "tío" Pedro, mostró la herida que lleva en el pecho, producto de un disparo, cuando le fue robado el carro (Toyota Yaris), hace unos meses.
"No es la primera vez que me lo roban", dijo y reía como si fuera algo normal. "Este chulo, me lo han robado 3 veces, pero me he salvado, pues le puse una antena y siempre dan con él", sostuvo. El "tío" Pedro paga unos 500 quetzales mensuales (70 dólares) por el servicio satelital que rastrea su auto en cualquier punto.
Pero, para el "tío" Pedro todos los días son de trabajo duro. No importa que hay allá afuera, siempre con la mentalidad de trabajar. El "tío" Pedro es una especie de soldado universal. Sin temores contaba como era víctima de tres robos de su radio. Otras cuatro o cinco veces le vaciaban la cartera y como era testigo de los hurtos que a diario se dan en las calles pocas.
Recuerdo aquella vez que en ciudad de Monterrey saltamos como saltamontes de un taxi en plena ciudad. En ese entonces mi compañero Rommel Martínez y yo, corrimos y abandonamos un taxi que nos llevaba a una zona peligrosa, obviando la dirección camino a un estadio de pelota. No siempre es tan seguro como en otras ciudades.
Pero así es el periodismo, estamos aquí para ser puente de información. Llevarles las noticias, las incidencias y cumplir con el objetivo de informar. Desde un punto no muy seguro, abrazo a todos. ¡Viva el béisbol!