Por allí alguien me dijo que no había que hacerle caso a los políticos cuando hablaban, porque todo lo que decían era buscando su beneficio. Bueno, creo que hay gente que no es política y también dice cosas buscando una ganancia. Pero eso no quita que quien habla, sea político o no, debe tener cuidado con lo que dice, porque ¡a veces las palabras son más peligrosas que una bala nueve milímetros!
(Esto lo aprendió hace poco don Boby, ex asesor ad-honorem del gobierno). A algunos no les gustó la frase de la Mandataria en la celebración "popular" de su cumpleaños, sobre que no importa que "chillen", ya que ella llegará al término de su mandato en el año dos mil cuatro. En primer lugar, esas palabras reflejan soberbia. Eso molesta a más de uno, que considera que la Presidenta debe ser todo lo contrario: humilde servidora del pueblo panameño.
Además, como me dijo un viejo, "torres más altas se han caído". Esa persona afirmó que Bucarám, en Ecuador, pensaba lo mismo; Estrada en Filipinas, y hasta Fujimori en Perú... y todos se cayeron antes de terminar el mandato presidencial.
Imagino que doña Mireya puede sentirse segura en el puesto por dos razones: la Democracia nueva que tenemos desde la invasión de Estados Unidos a Panamá, y la gran cantidad de votos que logró en las elecciones. Respecto a los votos, tengo que decir que ya hay gente arrepentida de "haber votado por ella". Su gestión ha sido muy criticada y la sombra de la corrupción la envuelve por ciertos lados.
En lo que respecta a la Democracia, existen mecanismos legales que permiten el cambio de presidente(a), sin violentar la Constitución. Así que no es solamente "palabras, palabras", lo que debe decir un mandatario, sino demostrar con su trabajo que cumple promesas y es eficiente... pero no sólo para su partido y amigos (viejos y nuevos), sino de todo el pueblo (haya votado o no por él o ella).
Además, no se trata del número de horas que se "trabaja" al día, sino de eficiencia administrativa. Y hablando de palabras y política (o politiquería), aparecieron ciertos personajes con el Diálogo Nacional, como otra fórmula para mejorar las cosas en Panamá.
Me parece que en realidad ese diálogo va a ser una pérdida de tiempo o un "despiste", para distraer la atención de la realidad nacional. Creo que ya se ha dicho en Panamá todo lo necesario sobre nuestra realidad.
Lo que exige el pueblo agobiado por la crisis económica (la otra mitad fuera "de la papa"), ¡es acciones! Ya aquí se habló de reactivación económica, planes especiales, etc. La misma Mandataria ahora alega que los problemas económicos del país son causados por hechos externos. .Es fácil echarle la culpa a otros de los propios errores o incapacidades. |