Los chiquillos que no reciben adecuada orientación en sus casas, se están convirtiendo en una carga para el sistema educativo, y muchos hasta resultan verdaderos problemas sociales. Los padres son los principales responsables de esta situación. Las familias desintegradas, los padres y madres demasiado ocupados en sus vidas privadas, abandonan su responsabilidad de formación, y se dedican a proveer sin amor y sin una adecuada conducción.
Cuando los padres de familia se encarguen verdaderamente de orientar a sus hijos, y se conviertan en faros rectores, las cosas mejorarán. No será así mientras permitamos que sea la televisión y los maestros en la escuela los que tengan la misión de moldear el carácter de la chiquillada, que cada vez va más en aumento, y a quienes nadie le pone orden.
No es lícito dejar en manos de extraños el activo más importante que tienen: los hijos. Cuando el infante inicia la formación de su carácter, de determinan muchas cosas importantes, y le corresponde a los padres supervisar el asunto personalmente. |