En Ecuador, el gobierno ha incautado tres canales de televisión y una estación de radio. Aunque la medida nace de una acción para resarcir deudas con un banco quebrado en la década de los noventa y en el caso de la emisora por problemas con su frecuencia, la acción ha generado rechazo a nivel Latinoamericano.
El cuestionamiento es natural. Muchos medios de comunicación social de una u otra forma han sufrido las presiones de los gobiernos del continente y por ello la solidaridad latinoamericana frente a esa medida.
El embargo de TC Televisión, Gamavisión y CN3, propiedad de los hermanos William y Roberto Isaías Dassum, así como el cierre de la opositora Radio Sucre en Guayaquil, preocupa, porque todo huele a un intento para controlar la libertad de expresión.
Los hermanos Isaías Dassum, quienes viven en EE.UU., enfrentan juicios por peculado, que se generó por la quiebra del banco Filanbanco, que tenía un hueco financiero de casi 700 millones de dólares.
Ojalá que la acción gubernamental no sea con el propósito de controlar medios cuando Ecuador se encuentra en las puertas del referéndum para aprobar la nueva Constitución, que redacta la mayoría oficialista en la Asamblea Constituyente.
Ya la Asociación Internacional de Radiodifusión (AIR) y la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) han expresado su alarma ante las acciones del gobierno del mandatario Rafael Correa. Las medidas de Hugo Chávez contra medios venezolanos todavía están frescas. Ojalá que en Ecuador no imiten al gobierno de Venezuela.