Jamia Hafsa, la escuela religiosa para mujeres, y el seminario de hombres afiliado a la Mezquita Roja habían estado burlando al gobierno de Islamabad desde el principio del año.
Exigiendo que se imponga la ley islámica en el país, sus clérigos empezaron a enviar "brigadas morales" a recorrer la capital paquistaní para "prevenir pecados y promover la virtud", un concepto que había sido institucionalizado primero en Afganistán por el Talibán.
Estas "brigadas morales", compuestas de hombres y mujeres armados, se paseaban por la ciudad amenazando a dueños de tiendas de música y secuestrando mujeres a las que acusaban de administrar prostíbulos.
Hasta la semana pasada, cada vez que agredían a habitantes de Islamabad el gobierno optaba por negociar, argumentando que el uso de la fuerza sólo conseguiría un derramamiento de sangre.
El presidente, Pervez Musharraf, había señalado varias veces que si trataban de enfrentarlos, los clérigos responderían con atentados suicidas.
Según Aamer Ahmed Khan, de la BBC, los medios británicos y estadounidenses habían empezado también a escarbar asuntos que con mucho esfuerzo Musharraf había escondido.
Khan señala que Musharraf debía estar consciente de la ira que las acciones de los clérigos de la Mezquita Roja estaba causando adentro y afuera del país, cuando decidió que era hora de actuar.
Según altos funcionarios del gobierno, todavía teme un derramamiento de sangre pero está dispuesto a arriesgarse. El éxito de esta operación podría asegurarle más años en el poder.