El "nuevo enfoque estratégico" para el plan de modernización del transporte ha provocado sentimientos encontrados en la sociedad. Por un lado, los gremios transportistas están que saltan de un pie porque les da oportunidad de salirse con la suya uno años más, mientras que el usuario y el sector empresarial se sienten burlados.
Una vez más salen ganando los dueños de los "diablos rojos", unidades vehiculares causante de cientos de muertes que por décadas han sembrado el luto y el dolor en la familia panameña.
Después del terrible accidente de tránsito del 23 de octubre de 2006, muchos panameños pensaban que las decisiones de este gobierno serían encaminadas a cambiarlo todo de inmediato, pero no ha sido así. La posposición del plan deja en entredicho muchos puntos que no han sido aclarados.
Todo parece indicar que la presión del gremio transportista influyó para que esta administración no se metiera en una camisa que frene su deseo de continuar gobernando, tal como podría sonar: ¡No te metas conmigo, porque te paralizo el país!
Ahora se habla de reemplazar a todas las unidades conocidas como "diablos rojos" por buses más "bonitos" y de dos puertas, dejando a los malos de la película al frente del volante y sin corregir hasta la fecha la actitud de muchos transportistas, que no tienen ni una pizca de cultura de servicio al cliente.
De concretarse esta acción, los panameños tendremos regatas en buses de lujos, accidentes con unidades de dos puertas, paradas repletas de usuarios esperando por el servicio y los tranques a toda hora del día.
Ojalá el presidente cumpla su palabra y termine su gobierno regalando a todos un cambio radical, ya sea a través de un Metro, Monorriel o Transmilenio.