Nuestro país está empeñado en convertir al turismo, en una de las principales fuentes de ingreso a fin de reactivar la golpeada economía nacional. La posible designación de Panamá como un atractivo punto de origen para los cruceros, significará el incremento de la estada de los turistas en el territorio.
Lo anterior provocará indudablemente, la invasión de nuestras playas y centros de recreación. Esto está bien, tanto para el turismo como para los empresarios que han invertido y arriesgado capital en este campo.
No obstante, es conveniente que se mantenga el nivel de precios de las diferentes facilidades turísticas existentes, para que el turismo interno y popular que tanto necesitan nuestras familias para disminuir la presión del estrés laboral, se pueda dar.
Es decir, no dejar que el aumento de la demanda por la mayor capacidad económica del turista, eleve el nivel de los precios de las distintas ofertas ofrecidas, tanto en los centros comerciales de playa o de diversión, sin que esto signifique el abandono, la falta de mantenimiento adecuado o la baja de la calidad del servicio.
En este sentido, ojalá los candidatos presidenciales pudieran incluir en sus agendas de trabajo, la creación adicional de un gran centro de recreación popular, donde la gran masa pueda a precios módicos, junto a su familia pasar parte de sus días libres y disfrutar un justo esparcimiento familiar. |