SERA INDEMNIZADO Gobierno traslada a la capital a menor herido en Río Hato

Omar Wong Wood
Crítica en Línea
El menor de 17 años, Kelvin Pérez Sánchez, quien resultó gravemente herido luego que una granada de fragmentación no desactivada explotara en su rostro en la antigua base de Río Hato, fue trasladado ayer al Hospital Santo Tomás, para ser atendido en la sala de oftalmología. El menor sufrió una herida de consideración en el ojo derecho, y laceraciones en los dedos de ambas manos. De acuerdo con uno de sus familiares, la negativa de dar declaraciones se debe a que la empresa en donde el menor labora (Reforestadora Río Hato) se comprometió a indemnizarlo, además de cubrir todos los gastos médicos a cambio de que la situación no se tornara más trágica a través de los medios de comunicación. El joven Pérez será atendido en la Sala 12 del Santo Tomás por un período aún no determinado por las autoridades médicas del nosocomio. Por su parte, las autoridades de la Cancillería abrieron un expediente para determinar si el artefacto que explotó en el rostro de Pérez perteneció a las fuerzas armadas estadounidenses antes de la reversión de la base de Río Hato en 1970, a las Fuerzas de Defensa o si fue parte de los explosivos que utilizó Estados Unidos durante la invasión a Panamá. El canciller Jorge Ritter dijo que el presidente Ernesto Pérez Balladares ordenó trasladar a Pérez del hospital Aquilino Tejeira a uno de la ciudad capital, para que reciba una mejor atención. El joven perdió un ojo y resultó con diversas heridas, cuando laboraba en un proyecto de reforestación en Río Hato. Ritter sostuvo que lo sucedido al joven es una demostración de la necesidad de que Estados Unidos remueva todo lo que sea peligroso para la vida humana. Eso no puede ser responsabilidad colectiva de Panamá, porque no fueron los ciudadanos, ni los militares, ni policías panameños, los que pusimos esos explosivos sin detonar allí, sino que fueron los norteamericanos, expresó el canciller. Por su parte, el exministro de Relaciones Exteriores, Ricardo Alberto Arias destacó que los Tratados Torrijos-Carter imponen a EU la obligación de limpiar áreas que ensuciaron con desechos militares, por lo que Panamá debe hacer las gestiones, no sólo a nivel bilateral, sino a nivel internacional y con los organismos ecologistas del mundo. Para Ricardo Alberto Arias, la obligación norteamericana para sanear las bases y otras instalaciones, terminará cuando se cumpla con esa tarea.
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