Un saludo con una entusiasta sonrisa puede generar un efecto tan positivo en nuestro interlocutor sin que hayas invertido nada para lograrlo.
Simplemente sonreír y ser amable han sido suficientes para que la otra persona, tal vez agobiada por circunstancias adversas, tenga el alivio de ver un rostro que le sonríe y la anime a seguir sin afligirse, en busca de sus propósitos, con positivismo y energía. Es una actitud y comportamiento investido de humanidad, compañerismo y de sentir ciudadano. Aptitud que alcanza toda aquella persona que conserva una actitud mental adecuada, que se desempeña como persona capaz, empeñosa, industriosa y útil.
Son personas atentas a demostrar alegría, son seres que saben que la sonrisa es un mensajero de bondad y que pueden iluminar la vida de quienes la sienten y la ven, y que a su vez transmiten el mensaje, que en el mundo vale la alegría que deja una sonrisa.
La sonrisa no cuesta nada, pero crea mucho, enriquece a los que la reciben sin empobrecer a quienes la dan; ocurre en cuestiones de abrir y cerrar los ojos, y su recuerdo puede durar para siempre.
Con una sonrisa se puede evitar un lamentable altercado o discusión, la sonrisa puede llegar a descubrir la grandeza de lo pequeño. Por eso, en este día que te levantas, sonríe; así tendrás un día lleno de felicidad. Sonríe al saludar y proporcionarás alegría a los demás. Sonríe al trabajar; disfrutarás tus deberes. Sonríe al ordenar y así harán mejor las cosas. Sonríe al servir y enriquecerás lo que haces. Sonríe al preguntar y te facilitarán las respuestas. Sonríe al hablar y así se hará más grata tu presencia. Nunca te olvides de sonreír porque es la señal para atraer la atención de las personas que amas.