Cuando está la patroncita y o el patroncito son las más espléndidas, pero al momento en que no hay nadie en el hogar se convierten en verdaderas diablas de la casa.
El ser humano es lo más raro que hay. Mientras tiene vigilancia actúa con disciplina y apegado a las leyes, pero inmediatamente cuando se deja sin supervisión se vuelven unos locos. Es lo mismo que decir que "cuando se va el gato los ratones hacen fiesta". La única explicación a esto es que se trata de personas enfermizas que tienen doble personalidad. Una actitud peligrosa que afectaría, inclusive, a las personas que tienen que cuidar, sean estos ancianos o bebés.
En Panamá, como de seguro ocurre en otras partes del mundo, hay que trabajar duro para mantener a los hijos. No es posible que mamá se quede en casa porque de lo contrario no alcanzaría para la leche de los niños. Es por ello que muchas familias hacen el sacrificio de pagar una doméstica para que realice labores del hogar como limpiar la casa y atender a nuestros pequeños, pero no saben que al final de la película éstas no hacen su trabajo adecuadamente, incluyendo a las supuestas empleadas de confianza que hasta le pegan a los niños.
Como todo ha evolucionado en esta vida, lo mejor es instalar cámaras de circuito cerrado para vigilar a las niñeras. Es la única manera de verificar si todo está en orden, a menos que existan vecinos responsables que estén dispuestos a comunicarle a usted las "poncheras" que registran en su residencia en su ausencia.
Lo recomendable para no pasar por esta clase de ultraje es sacrificar un par de reales por el bien los pela'os, pero, si no se puede por razones obvias, hay que aplicar una verdadera radiografía a las personas a las que le entregamos en sus manos a nuestros hijos. Recuerde que se han dado casos que terminan de forma fatal.