La fórmula parecen tenerla: Uribe, Correa y Chávez. Mandatarios que se consideran indispensables para que flora y fauna de sus países cumplan los ciclos naturales. Ellos juran que con un solo pestañeo desinteresado de parte de ellos, salen y se ocultan con sus permisos la luna y el sol, como un favor piadoso para sus pueblos pese a sus ocupaciones gastrocólicas diarias.
Uribe no profesa la izquierda totalitarista y absurda, pero con su actitud re-releccionista en donde existe tanta gente capacitada mejor o igual que él, para ocupar la presidencia está a punto de tirar al sanitario lo mucho que ha realizado por el bienestar de ese gran país.
Correa, sabe donde se hacen las maracas. Este muchacho asimismo como anuncia impuestos para que los ricos paguen más, combate al nepotismo quitándole contratos millonarios a su propio hermano Fabricio. Y, tiene impresionantes metas de inversión del Estado, que son mejoradas por el petróleo. De manera que con su trabajo, con sacar la pata a tiempo y su malcriadez , podrá reelegirse en Ecuador cuantas veces quiera.
Chávez sabe que Venezuela se lo merece por 40 años más hasta aparezca otro combustible que los obligue a ser labriegos. Allá el 5 por ciento cultiva la tierra, los demás viven del oro negro. Ellos importan hasta el papel higiénico y la clase política corrupta que antecedió al actual "emperador, " es la única culpable del examen que se está viviendo por lo que Chávez seguirá con Venezuela por muchos años., siempre y cuando deje tranquila la capa de Bolívar para meterse con ella en los asuntos de otros países, como por ejemplo Honduras.
Diarios importantes de Tegucigalpa y San Pedro de Sula, narran que antes del golpe, habían ingresado a Honduras, nicas y vales, con el fin de respaldar al presidente Zelaya en su afán de realizar una encuesta especial para quedarse en el poder, faltando cinco meses para las elecciones., y que por eso los tribunales de justicia ordenaron su arresto y las Fuerzas Armadas cumplieron la orden. Al parecer Zelaya también quería atornillarse en el poder.
|