La primera vez que me enteré de las fallas cometidas en la reparación de una carretera era un niño. La vía es la que conduce de la Interamericana a El Valle de Antón. Esa carretera se parcheaba con "melcocha" de alquitrán casi todos los años... ¡y siempre estaba llena de huecos! A veces hasta daba risa como funcionaba el asunto, que ahora de adulto malicioso creo que sencillamente se trataba de un negociado.
Se comenzaba a parchear al inicio de la vía por la Interamericana. Cuadrillas de hombres tapaban los numerosos huecos, poco a poco. Pasaban meses en esta tarea (ganándose su sueldo, claro está), y cuando llegaban al final, al poblado de El Valle de Antón... comenzaban a aparecer los huecos al principio de la vía. Algunos decían que este fenómeno se debía a que se ponía solamente una delgada capa de asfalto, a una carretera por donde pasaban pesados camiones. Si eso se sabía, ¿por qué no lo evitaban?
Pues bien, este relajito duró unos veinte y tantos años. Y la gente quejándose de los mil y un huecos de la vía hacia ese sitio turístico y de veraneo. Hasta que hace pocos años decidieron gastarse más de tres millones y pusieron una gruesa carpeta de cemento asfáltico, y desaparecieron los "huecos de todos los años". Entiendo que varios humildes peones se quedaron sin su sueldito de todos los años, pero los conductores y vehículos salieron ganando.
Cosa parecida ocurrió con la vía que conduce de Volcán a Cerro Punta. Recuerdo que hace pocos años estaba en buen estado y era una delicia ir por ese hermoso sitio. Pero no le dieron mantenimiento y se llenó de huecos. Ahora gastarán sus buenos millones en arreglarla y ojalá la reparación sea permanente y no solamente para unos pocos meses.
Estas fallas no solamente ocurren con los parcheos de las calles, sino incluso con vías nuevas. Recuerdo que hace treinta años me tocó ver un camino de penetración por La Chorrera que fue construido con dineros extranjeros. La carretera era hermosa, sólida, pero... no le hicieron bien las alcantarillas de desagües. Entonces al llegar el invierno las lluvias fueron dañando los bordes de la carretera y uno o dos años más tarde, la vía era un desastre.
¿Fue negligencia, error humano o técnico, o sinvergüenzura? No lo sé. Lo cierto es que historias de vías mal construidas y reparadas abundan en Panamá, lo que puede causar sospechas y malicias en cualquier persona. Recuerdo que hace veinte años pude ir hasta Canglón, en Darién, por una carretera sólida, que me permitió correr a ochenta kilómetros por hora. Ahora pareciera que nunca existió dicha vía, y lo que hay es una colección de baches y huecos que parecen cráteres de la luna.
Por eso cuando escucho hablar de "caminos de producción", pienso que ojalá se hagan para que duren muchos años, y no solamente hasta las próximas elecciones. (No debo olvidar tampoco la misma Interamericana en el tramo de Santiago de Veraguas hasta Chiriquí. Está llena de rajaduras y daños que causan muchas molestias a los conductores y son un peligro para los que por allí transitan). |