Las manos son unos de los miembros del cuerpo más solicitados, herramientas de precisión que se usan para casi todo, sin apenas dedicarlas una mínima atención.
Castigadas por factores físicos, químicos y climáticos requieren mimos y cuidados para mantenerlas firmes, tersas y suaves.
El masaje es una buena técnica para conseguirlo. Para sacarle plenos beneficios sin embargo, hay unos conocimientos básicos que conviene conocer. Una misma técnica puede ser estimulante o relajante, dependiendo del modo de aplicarla. Un masaje fuerte y brusco es vigorizante; lento y regular, puede dormir a cualquiera.
El ritmo es de vital importancia. Los movimientos originan ondas que se propagan por todo el cuerpo. Todos los masajes deben ser agradables. Evita los movimientos bruscos o dolorosos. Hay que concentrarse en lo que se hace y estar atentos a las sensaciones que se experimentan.