Las protestas de diversos grupos sociales son algo que cuando se da, logra un gran impacto en la sociedad, ya sea por la causa que se proteste o por las consecuencias de éstas.
Pero si la protesta es protagonizada por estudiantes, y termina en vandalismo, robos y hasta amenazas de muerte, el asunto se pone delicado.
También es delicado que estudiantes panameños utilicen alguna causa legítima de protesta para armar un alboroto días después de la manifestación que nada tiene que ver con el motivo de la lucha. Robos con armas y trifulcas entre alumnos de colegios distintos, se dan en estos casos.
Asimismo, las peleas estudiantiles por controlar quién sabe qué cosas, golpes en medio de las avenidas, y delante de mucha gente, son preocupantes.
NUMEROS ALARMANTES
Estadísticas del Ministerio de Educación revelan que para este año académico el índice de estudiantes detenidos por daños a la propiedad ajena y atentados en contra de terceras personas, muestra gran tendencia a extenderse.
El Instituto de Criminalística de la Universidad de Panamá realizó un conversatorio llamado "Violencia estudiantil, causas, acciones y perspectivas", donde estudiosos analizaron este tipo de conductas por parte de los estudiantes.
Allí se coincidió en que la violencia en las escuelas se debe a que muchos jóvenes vienen de familias desintegradas, donde no hay amor, respeto ni tolerancia de parte de sus padres, sumándose un punto importante como el económico. Según la entidad universitaria, el 85% de la familia panameña tiene sólo la figura de la madre, quien ha tenido más de 5 hombres en su hogar.
ESTUDIANTES IGNORADOS
Para el doctor Carlos Smith, director del Hospital Psiquiátrico Nacional, al estudiante panameño en la actualidad se le subestima, se le ignora, y se llega al punto en que a veces las autoridades se mofan de ellos y los retan, obteniendo el enojo, acompañante ideal de la violencia.
Según el galeno, hay que ir buscando mecanismos y formas de permitir el debate, la discrepancia y canalizar lo productivo de cada punto de vista, propugnándose por educar a los jóvenes a protestar, ya que es una necesidad humana.
Carmen Sáenz, representante de la Iglesia Anglicana, señala que el gran problema radica en la familia, ya que es la primera escuela de aprendizaje para los jóvenes.
Hay multiplicidad de problemas en los hogares panameños y las autoridades son conscientes de esto, no hay que condenar sino preguntarse que se puede hacer para combatir la violencia en los jóvenes, agregó Sáenz, durante la actividad.
Por su parte, el abogado José Carrera, del Tribunal Superior de la Niñez y la Adolescencia, considera que el sistema normativo de protección de los derechos de la niñez es pésimo, ya que no atiende las causas, sino los efectos. "Hay que legislar de manera que se incorporen en el sistema normativo panameño las nuevas tendencias en materia de protección de la niñez y la adolescencia, una protección integral que sea del punto de vista administrativo y no judicializada", agregó el jurista.
Carrera también considera que el problema actual de la violencia en las escuelas es tanto político como económico, desempleo, ausencia de servicios y de oportunidades, marginalidad en áreas urbanas de Panamá.
Acotó que la sociedad panameña acepta la violencia como un método de solución de conflictos ya que las acciones violentas son las que más resultados a corto plazo tienen efecto y ese modelo es aprendido y reproducido.
85% FAMILIAS DESINTEGRADAS
De los hogares panameños tiene solamente la figura de la madre. La falta del elemento padre en los hogares es una de las causas del problema estudiantil.